No es cosa nueva en nuestro país, padecer en los hogares de los trabajadores, la “grave” crisis energética; los cortes se suceden frente al calor o frío intensos. Los argumentos de la burguesía son desopilantes: dicen que “se producen porque la gente ha comprado muchos productos y artefactos electrónicos y se consume más energía”… engañando y ocultado los verdaderos negocios que hay detrás de todo esto. Así como se ocultó en su momento cuando se «indujo» a cambiar las lamparitas a filamento por las de bajo consumo. Sólo hay que comparar el precio de las diferentes lámparas para comprobarlo.
Y si miramos los apagones que sufrimos millones, mientras las fábricas no dejan de producir, también estamos viendo otro negocio formidable sobre las espaldas de la clase obrera.
Los mismos trabajadores que en las fábricas no paran un minuto sus tareas por falta de energía, retornan a sus casas y están obligados a cortar las calles por falta de electricidad.
La precariedad en las redes eléctricas con transformadores obsoletos y de muy baja potencia, con redes y fases mal trazadas y en estado deficiente, comparado con los planes cotidianos que hacen las compañías para mantener y evitar apagones en los centros de producción, son sin duda las dos caras de este invierno.
La burguesía culpa de los apagones al aumento del consumo hogareño que aumenta por la calefacción eléctrica, mientras cambian transformadores de mayor por menor potencia, y transfieren potencia a otras fases, dejándonos sin energía.
Detrás de todo este estado anárquico está el cuadro tarifario inflacionario que aumenta sin cesar: exorbitantes tarifas de las boletas obligan a cientos de miles de personas a financiar el pago de la luz, mientras las empresas aumentan los intereses de esas deudas y mantienen
como deudores crónicos a casas de familia.
Al frente del monumental negocio que significa la energía eléctrica están los monopolios (empresas y bancos) como parte del aparato del Estado a su servicio.
El principal objetivo de los monopolios es la ganancia. Las mismas provienen no sólo del cuadro tarifario sino también de los multimillonarios subsidios que el gobierno les sigue otorgando. El “plan energético 2004-2013” no se cumplió, “mientras el Estado subsidia con más de 4.000 millones de dólares a los monopolios del sector”… “estudios reales afirman que sólo unos 23.000 megavatios están disponibles en forma constante y constituyen la capacidad efectiva de generación eléctrica”. Este informe de una publicación burguesa (“Fundación para el proyecto argentino”) resume la causa principal del problema estructural de la energía de nuestro país. Los 23.000 MB se distribuyen igual que la riqueza generada por los trabajadores: migajas para la mayoría y superabundancia para la burguesía monopólica, que concentra en sus manos la decisión de quién tiene luz y quién no.
Los negocios con el gas no son menores y el reciente tarifazo es una muestra más de ello. Un saqueo planificado y escandaloso al servicio del capital financiero, al que se le garantiza no sólo la explotación desenfrenada de los recursos naturales sino también de la riqueza producida por el trabajo de millones de argentinos.
Esta es la madeja de negocios y explotación que sostienen el funcionamiento de un sistema capitalista depredador de la naturaleza y del ser humano. Por eso no nos cansaremos de decir que no hay vuelta atrás para este sistema, su carácter irracional y anárquico se seguirá profundizando.
Por eso la perspectiva de salida para nuestro pueblo es hacia adelante, conquistando con la lucha lo que el sistema por sí mismo no va a otorgar, desgastándolo, ahondando sus contradicciones y provocándole grietas hasta su destrucción.