El presidente de Edenor, Ricardo Torres, advierte: “La compañía atraviesa una situación insólita y grave que pone en serio riesgo el servicio. Se producen cosas paradójicas como que estamos subsidiando a automotrices o shoopings”…Por ello, ni corto ni perezoso frente a la situación de retrotraer las tarifas a enero del presente año, Edenor está presentando nuevas exigencias por nuevos subsidios. De repente -según este señor- es Edenor quien subsidia a las empresas monopólicas con beneficios tarifarios, mientras tanto se descarga un tarifazo descomunal contra nuestro pueblo para justificar las ventajas de las grandes empresas respecto de los servicios eléctricos.
Sin embargo, Edenor, lejos de ser una empresa independiente y libre de hacer lo que le parezca, sujeta a la libertad de comercio, está por el contrario sujeta a todos los aprietes y presiones de capital accionario entramado por numerosos hilos políticos y económicos con otros monopolios, sujeta a las condiciones de la competencia intermonopolista y por ende a los resquebrajamientos que ellas expresa. Edenor no es solo Edenor, es el capital monopolista que detenta el poder sobre el medio de producción que es la electricidad. La lucha contra el tarifazo no ataca únicamente a Edenor sino a los monopolios, afectando también sus intereses.
Hasta aquí era el Estado servicio de los monopolios de la mano del gobierno de Macri los que ponían la cara y los argumentos para justificar los tarifazos. Pero dada la tozudez de nuestro pueblo, que no se banca semejante ajuste, dado los costos políticos que implican las movilizaciones y las luchas contra esos ajustes, los retrocesos los obligan a salir a declarar estas verdades, que son por supuesto, las verdades de los monopolios. Y ello implica sin más vueltas ventilar sus disputas internas. Edenor el gran ausente (porque nunca dio explicaciones sobre todo esto) en toda la lucha contra el tarifazo, monopolio defendido a rajatabla por Macri y su séquito, al que no le queda otra que dar la cara frente a la movilización popular que acosa a sus políticas y los representantes de ella en el Estado.
El directivo prosigue: “lo insólito es que se va a tener que devolver la plata que pagaron los clientes y con eso Edenor tendría cero ingresos el próximo año”. “Si devolvemos la plata no tendremos ingresos por un año, que es el tiempo que tardaríamos en devolverla” y agrega “que sería lo mismo que cerrar las cajas”.
La ganancia lo único importante para los monopolios, “las cajas”. Con esta frase desnuda aun más el carácter, el sentido y el significado de lo anteriormente expresado. Como el transporte, la minería, industria, exportaciones, etc., Edenor como los monopolios que dominan el Estado, perciben subsidios y tarifas preferenciales que los coloca en una situación privilegiada para las ganancias. Pero cuando todo ello es cuestionado desde la movilización y la lucha, se ven obligados a apelar a una serie de argumentos falaces para sostener lo han venido ganando hasta ahora. Cifras siderales durante casi dos décadas, y en compensación por ello, se devuelve un servicio rudimentario limitado, precario y que no ha sido mejorado.
Sin embargo, frente al freno que representa la lucha de nuestro pueblo, buscan sacar tajada apelando al Estado, que es el garante de sus intereses monopolistas y sus políticas de ajuste. De nada serviría cambiar de empresa o estatizarla o cualquier otro mejunje sin despojar a los monopolios y del poder, sin despojarlos de este medio de producción, que significa el suministro eléctrico y la sumisión de nuestro pueblo a la precariedad del sistema capitalista. Sin la construcción de un Estado revolucionario por y para los trabajadores y el pueblo.
Como broche de oro expresa que: “las subas fueron moderadas y muy razonables por lo que no se registraron quejas en las sedes comerciales”… Es un rasgo propio de una clase social decadente mentir de este modo y sobre la base de la mentira construir fundamentos totalmente inconsistentes sobre la realidad, que desnudan una subestimación a la inteligencia colectiva de millones de personas.
Cuando miles saben a ciencia cierta -por haberlas protagonizados-, las cuantiosas quejas que se han expresado en las sedes comerciales, saben de movilizaciones barriales y vecinales, cuando miles se expresan también por la multiplicación del no pago de las tarifas exorbitantes que representa la luz, el gas, el agua, el transporte, los alimentos, etc., porque no pueden pagar semejantes sobreprecios o por tener que elegir entre el tarifazo y el hambre o el frío.
Pero no solo ello. Cuando todo ese torrente crece y se expresa multitudinariamente en las calles de todo el país, en movilizaciones como la del jueves pasado, están obligados a disimular su incertidumbre, pretendiendo esconder el hecho político que significan la lucha de masas por su dignidad. Y que ellos, los poderosos, inquebrantables, se vean en la encrucijada de retroceder o soportar. Y en cualquiera de las dos circunstancias, ver peligrar las condiciones de su dominación.