El promonopolista y oligarca gobierno de Macri, pretende cambiar la historia que el pueblo lleva en sus huesos, mediante un formulario de múltiples opciones que en la fecha instrumentó bajo la máscara de un test llamado «Aprender 2016».
El ministro Bullrich ya había mostrado la hilacha al comparar el proyecto educativo que el gobierno tiene por dictado de los monopolios internacionales, con la tristemente célebre campaña al desierto, base condicional de la producción capitalista en nuestro país, ya que constituyó la expropiación de tierras a las tribus indígenas habitantes en Argentina a favor de algunas pocas familias «notables» y/o militares de la época.
Pues, para la producción capitalista, la burguesía necesita despojar de toda condición de vida al resto de la población a fin proletarizar y obtener así potencial mano de obra disponible para poder explotar.
La movilización de docentes, el rechazo a tomar el test por parte de los mismos y de padres, más las tomas de escuelas llevadas a cabo por estudiantes en distintos puntos del país contra el falso test, con el que se pretende dar un puntapié inicial para otra reforma educativa que necesita la oligarquía financiera para sus proyectos de súper ganancias, a costa de la disminución abrupta de las condiciones de vida, es el principio del fracaso estrepitoso de esta movida.
Esto no es nuevo, ya viene andando desde la nefasta Ley Federal de Educación impulsada en los años 90, y la posterior Ley nacional llevada adelante por Kirchnerismo. Se realizaba la misma evaluación, con la salvedad de que se hacía en forma solapada… Lo que sucede hoy -con la respuesta del movimiento de masas a rechazar la misma- se da en un contexto de oposición del pueblo a este gobierno y todas las medidas implementadas por él.
Así como no pueden llevar la masa salarial a los niveles que pretenden, así como no pueden disciplinar al pueblo, así también se morderán los codos por la impotencia de instrumentar los planes «educativos meritocráticos» que pretenden imponer.
Menos aún podrán cambiar la historia por decreto o lo que es lo mismo, vacunar contra el proceso revolucionario que avanza en nuestro país, ayudado por las condiciones objetivas y las medidas absurdas que se toman desde los gobiernos de turno, para evitar lo históricamente inevitable.