La avaricia y voracidad de la oligarquía financiera no tiene límites de ninguna índole. Así queda demostrado una vez más el nivel especulativo y de negocios al que han llegado, al punto que reinventaron con golpes publicitarios, las salideras bancarias. Tomando un caso testigo (que no nos tiene que sorprender que haya sido inducido por ellos) como el de Carolina Píparo, armaron un tremendo golpe de efecto (cuando hacen años que existen en el país más de 4.000 robos por salideras bancarias anuales), y sacaron una medida bancaria: caja de ahorro para todos los ciudadanos mayores de 18 años, y así generalizar las tarjetas de débito e implementar cheques cancelatorios en cualquier tipo de moneda hasta un monto máximo de $ 10.000.-. Al igual que los negocios inmobiliarios que también pasarían a hacerse con cheques cancelatorios en dólares.
Esto puede tener varias lecturas en el terreno inmediato: pretender tener más liquidez los bancos, lo cual le da un mayor poder de crédito a los bancos; tratar de maniobrar el recalentamiento de la economía; maniobrar con los bonos; y todo otro tipo de especulación. Pero el verdadero mar de fondo, el objetivo estratégico que persiguen, es intentar bancarizar a toda la sociedad, porque detrás de la caja de ahorro y la tarjeta de débito “gratuita”, luego vienen todas las propuestas: tarjetas de crédito, préstamos, etc. Eso, por supuesto, no es gratis. Es decir, adecuarnos al mundo globalizado donde casi todo el planeta se maneja sin efectivo, pero en Argentina no.
El problema central es que en nuestro país chocan con una gran dificultad que también es de fondo, y es que nuestro pueblo, después del 2001, no cree en los bancos, con fundadas razones: la impunidad de estos, sumado al descrédito institucional, ha llevado a la conciencia de nuestro pueblo a la comprensión cabal de que los bancos son uno de los principales piratas que tanto daño nos han hecho; sumado a lo dicho, la cuestión cultural del manejo del efectivo que tenemos los argentinos. Todo esto se constituye en un problema de difícil resolución para la oligarquía financiera.
El cinismo de Marcó del Pont, Presidenta del Banco Central, y Amado Boudou, Ministro de Economía, no deja lugar a dudas: “La idea es ofrecerles alternativas y que la gente se dé cuenta que son más prácticas y sin costo”, refiriéndose a las tarjetas de débito. Y a continuación agregan: “…pero el que quiere salir con billetes del banco que lo haga, aunque sabe los riesgos que corre…”
Dicho esto, cabe la pregunta ¿las medidas son en realidad para proteger a los usuarios de las salideras bancarias? o ¿las salideras bancarias fueron inducidas y, en el último tiempo, planificadas, implementadas y propagandizadas por los bancos para que se implementen estas nuevas medidas?
A los revolucionarios no nos caben dudas de cómo actúa el poder monopólico. Ellos no tienen corazón. Hoy reinan los mismos capitales que cometieron el más grande genocidio en la II Guerra Mundial, en el Proceso Militar, en las terribles hambrunas en las que hoy están sometidos los pueblos del mundo, y que ahora, en nuestro país, disfrazados de progresistas y demócratas, dicen tomar medidas para salvaguardar nuestra seguridad, cuando aquí, la verdadera esencia de todo este tema sigue siendo la acumulación de la ganancia.