«Lo de los feriados está bien, porque en este país no trabaja nadie». Elisa Carrió.
“La concentración de extranjeros que cometen delitos de narcotráfico es la mayor preocupación en nuestro país”. Bullrich ministra de Seguridad haciendo referencia directa a bolivianos peruanos y paraguayos.
De locas ni un pelo. Pero su clase las trastorna, les entorpece sus pensamientos, aparece con toda crueldad la violencia e impunidad que les confiere el sistema.
Dos frases que se complementan, que se anidan en un mismo proyecto de dominación. 10 millones de personas pasan por nuestras fronteras y para la “emblemática” Bullrich son todos narcos.
Esta señora se hace la distraída y nada dice de la mano de obra esclava que encierra esa ida y vuelta fronteriza. ¿Quiénes son sino ellos que, trabajando de sol a sol, producen con sus manos toda clase de alimentos? ¿Usted no comió una ensalada de lechuga, tomate y cebolla y se puso a pensar quienes le posibilitaron ese alimento? Usted no es tonta, ni loca, ¡es fascista!
¿Nunca pasó por una obra en construcción y preguntó de qué nacionalidad eran muchos obreros de la construcción? ¿Es usted tan estúpida que no lo sabe? ¡Indigna! El trabajador paraguayo junto a otros obreros de distintas nacionalidades le construyó su casa, su mansión y su barrio cerrado. La mayoría de ellos trabaja en negro, con salarios de hambre sufren a diario accidentes de trabajo, muchos de ellos mortales. Sólo reciben como retribución su falta de respeto y consideración.
Usted lo que busca es desclasar, es decir, crear un “nazzionalismo”, promover la discriminación con el solo fin de abaratar el costo de la mano de obra.
Ocurre esto en épocas en donde usted es parte activa de un gobierno que impone la desocupación. 10 millones de ciudadanos que cruzan nuestras fronteras y que aportan mano de obra, trabajan.
¡Tóquele el timbre de la casa a la esposa de su presidente! y pregúntele sobre la nacionalidad de los trabajadores de los talleres en negro que posee en distintos puntos del país. Vaya al Bajo Flores, camine por sus calles y verá que lo principal no es la “guerra narco Peruana-Paraguaya”, sino la decena de miles de trabajadores clandestinos en condiciones de esclavos. Fueron a Once a atacar a las “mafias”… pero ¿porqué no fueron a las fuentes en donde se producen y comercializan esos productos?
Y otra energúmena, Elisa Carrió, dijo que en el país no trabaja nadie. Entre las dos no hacen una. Pero lo dicen y machacan: “los argentinos no queremos trabajar”.
Quizás sus anteojos ampulosos, oscuros, no le dejan ver las cosas, pero entendemos que es algo más que “un problema técnico”.
Millones de sus conciudadanos –señora- están trabajando mientras usted se pasea por los distintos gobiernos de turno actuando como un verdadero “agente de inteligencia”, que siempre está pero “nadie” sabe a ciencia cierta ¿qué hace?
Lo cierto es que, en las estaciones de servicio, los supermercados, los hospitales, la escuelas, las fábricas, los campos, las construcciones, los bancos etc., funcionan con gente, no son robots, “señora”.
Tienen horarios rotativos, malas condiciones de trabajo, bajos salarios, no son subsidiados como sí lo son las empresas que usted tanto apaña; por el contrario, son esos mismos “vagos” que la mantienen a usted que no trabaja y a todo el séquito de funcionarios y políticos que firman los decretos para las grandes empresas subsidiadas y que ahora les exigen a ustedes que firmen decretos para más productividad.
Ustedes alcahuetes inmundos que tildan al pueblo laborioso de vagos. Ustedes afirman cada día su carácter clasista poniendo la consigna de ¡más productividad!
Ustedes son la escoria que desangran a millones, una minoría parasitaria que roban del esfuerzo ajeno. El presidente es el abanderado de todo ello, un señorito mantenido. Tenemos mucha bronca “señoras”, pero no estamos cruzados de brazos. Somos un pueblo rebelde, sabemos esperar y sabremos elegir los momentos para sacarnos tanta mugre de nuestras espaldas.
Mientras tanto, les haremos la vida imposible allí en donde se encuentren, persistiremos una y mil veces, no ya para frenarlos de sus tropelías, mentiras y robos como acontece a diario, sino para desterrar a cualquier burgués del poder. Esa es nuestra mira.