Hace un tiempo, empezó a circular por las redes sociales un video en donde Esteban Burllrich (ministro de educación del gobierno) detallaba en una conferencia “cómo confundir y engañar a los gremios”. En realidad, no era confundirlos a ellos, sino a la lucha que se está dando en la base trabajadora. El objetivo que planteaba el ministro era crear varios conflictos simultáneos para poder avanzar en los principales temas, distrayendo con esto al resto.
De esta “recomendación” parece haber tomado nota Acindar y el gremio.
Hoy el eje principal de su política, al igual que la de todos los monopolios, es la “productividad”, como ellos llaman a querer explotarnos cada vez más vía la flexibilización.
Hoy, el punto más álgido de este avance es en el sector de Colada, donde quieren eliminar 24 puestos de trabajo. Este plan viene de años pero se ha intensificado en los últimos meses de la mano de este gobierno.
Pero a la par, están abiertos los frentes de la paritaria nacional (con el recientemente anunciado “plan de lucha” de la UOM, del cual nadie cree que se concrete), el cobro del bono anual, que año a año se cobra a fines de abril y hoy no hay nada cerrado, ya que la empresa anunció que los números “no le dieron” el año pasado. Y el gremio, para contribuir en este quilombo, le sumo las elecciones de Comisión Interna, que en un principio se iban a hacer en diciembre, pero se fueron postergando hasta llegar a los primeros días de mayo, para embarrar la cancha un poco más.
Su situación hoy es de “no hagamos olas que nos puedan costar votos”, iniciativas que se tiran y no se concretan, asambleas que se plantean y media hora antes se levantan, buscando generar “vacíos y aislamiento” entre los sectores, y sobre todo, en los sectores que están más comprometidos.
Pero esto choca de lleno con lo nuevo, con lo que está naciendo y creciendo al calor de las luchas que se dan a lo largo del país y en la planta de ACINDAR en particular.
Y esa es la organización de los obreros por afuera de estas burocracias instaladas, ya caducas y que luchan por sobrevivir. Trabajadores peleando en todos los ámbitos y con diferentes tipos de organización. El descrédito de las cúpulas y la debilidad de los monopolios (aunque aparenten fortaleza) es lo que no los deja avanzar.
Es claro que si estuvieran fuertes y contaran con algo de apoyo, hace mucho tiempo que hubieran impuesto sus planes. Pero su debilidad es evidente, a tal punto, que a pocos meses de haber asumido los “nuevos” dirigentes de la seccional, ya no tienen crédito para seguir avanzando. Y el monopolio, tantas veces “paternalista” hoy no puede esconder ni disfrazar sus intenciones.
La organización y decisión de las bases es lo que está rompiendo con ese “triunvirato” de gremio-empresa-Estado enfrentando su continuo intento de estrujarnos cada vez más.