El treinta de marzo el pueblo palestino conmemora el día de la Tierra. En lo que se ellos llaman la “gran marcha por el retorno a Gaza” cientos miles de palestinos se manifiestan contra el oprobioso régimen de asesinato y despojo, contra el exterminio que practica el régimen sionista del Estado terrorista de Israel.
Alrededor de trece millones de palestinos (de los cuales seis millones son refugiados que viven en otros países) conmemoran esta afrenta que recuerda al 30 de marzo del 1976, cuando casi un millón de palestinos fueron expulsados de sus hogares y sus tierras a sangre y fuego por las fuerzas de ocupación de ese régimen terrorista.
En la actualidad casi el 80% de su superficie ha sido expropiado a Palestina. Ya que año tras año, el régimen sionista amplía las fronteras de Israel cercenando el territorio palestino, confinando a un espacio cada vez más reducido la vida de 7.000.000 millones mujeres, niños y hombres, que carecen de infraestructura y de medios de vida en una situación desesperante.
Sin embargo, no bastan las atroces e inhumanas condiciones a las que están sometidos por el Estado israelí y sus socios para frenar o acallar su lucha por la recuperación de sus territorios.
Aun a pesar de la decisión de Trump implica un decidido apoyo al considerar a Jerusalén como territorio israelí y al promover instalación de la nueva embajada de EE. UU en esta ciudad arrebatada a palestina. Y aunque esta decisión tenga un significado político y militar que está en directa relación con el control de los recursos, el negocio de la guerra y el armamento, el control de las rutas marítimas en íntima relación con la llamada ruta de la ceda, e incida en las condiciones que el pueblo palestino debe enfrentar.
Este impulso a las jornadas de movilización en palestina en la que se convocan miles de personas tiene pues todo un trasfondo, que hacen ver las pujas por la dominación que ventilan las diversas facciones imperialistas en esa región cada vez más militarizada, que muestra un estado de guerra, destrucción y genocidio en proporciones cada vez mayores.
La lucha del pueblo palestino está inscripta pues, en este marco de condiciones de guerra interimperialista.
Mas allá de las pretensiones de utilizar sus genuinas demandas para desencadenar más matanzas, o para justificar mayor virulencia de parte del militarismo y terrorismo mercenario israelí o de las facciones del capital monopolista que disputan la dominación en la región, es una lucha por la dignidad en todo el significado real del concepto, que no encaja con ninguna de las pretensiones del capital monopolista.
La victimización de Israel que se siente atacada militarmente por la marcha pacífica de un pueblo desesperado escapa a cualquier análisis.
Con un argumento tan rudimentario se intenta justificar por enésima ves la violación del derecho internacional y de los derechos humanos por el imperialismo. En las condiciones de la despiadada guerra interimperialista que se ventila mundialmente el respeto a estos derechos atenta contra las condiciones de dominación monopolista de las facciones del capital más concentrado y como una expresión de la validez de estos intereses de clase por sobre las necesidades humanas se justifica el genocidio y la masacre e incluso la libertad ejercer las más viles e inhumanas practicas destructivas de las que son capaces.
Este es el aviso que intentan transmitir. Sin embargo, estas políticas que pujan por validarse mundialmente a pesar de su inconsistencia, están condenadas mundialmente por los pueblos del mundo y en el ejercicio del enfrentamiento sin cuartel a su declarada destrucción de una parte de la humanidad anida de la solución a la esclavitud a la que quieren condenarnos. La marcha política del pueblo palestino si es la razón de la preocupación del sionismo porque es allí donde su dominación muestra su condena al fracaso. ¡¡¡ Viva la lucha del pueblo palestino!!!