En la jura de los nuevos ministros del actual gobierno realizada la semana pasada estuvieron presente los representantes de CAEM (Cámara Argentina de Empresarios Mineros). Esta cámara nuclea a un poderoso grupo de monopolios transnacionales que concentran el negocio de la explotación de recursos minerales y energéticos. Es una asociación local en función del entramado de sus intereses globales. Sus miembros se desenvuelven a escala global, desarrollan sus negocios en todos los países y regiones del planeta. Por lo tanto obtienen grandes ganancias a costa de la explotación, el saqueo y la destrucción del medio ambiente. Es decir: de la clase trabajadora y de los recursos naturales respectivamente.
Todo ello a instancias del Estado que avala sus políticas y -claro está- de los gobiernos de turno bajo su mando. Por lo tanto esta asociación lejos está de ser una entidad de carácter nacional como la quieren presentar. Es más bien es una entidad que refleja el grado de concentración que domina la escena minera en nuestro país y que forma parte de la superestructura de dominación instalada en el mundo. Son quienes sustentan las políticas de saqueos en función de sus ganancias.
Desde la «célebre» Barrick Gold, pasando por Pan American y varias más, hasta las cámaras mineras provinciales donde también se nuclean corporaciones monopolistas con su consecuente órbita de «Pymes» subordinadas a sus planes de explotación (y por qué no decirlo con la complicidad de los gobiernos provinciales), todas integran esta asociación CAEM.
Esta es la cámara que junto al Estado y los burócratas sindicales se sienta a negociar las paritarias de la clase trabajadora y a definir nuestros salarios. Teniendo en cuenta el carácter globalizado de esta asociación se puede decir que los salarios que ellos pretenden en nuestro país tampoco son «nacionales» y obedecen a las condiciones económicas globales. Salta a la vista que implementar decretos que determinen aumentos salariales generales sin tener en cuenta las necesidades de trabajadoras y trabajadores, implica tener en cuenta las necesidades de los monopolios.
La presencia de estos conspicuos representantes en la asunción de los nuevos ministros corona un ciclo de variados encuentros entre estos grupos monopolistas y A. Fernández previos a la elección. Encuentros donde los lineamientos políticos establecidos no dejan lugar a duda acerca de quiénes se beneficiarán con las políticas del nuevo gobierno.
Bajo la idea que “el modelo minero de la Provincia de San Juan” es el más adecuado para impulsar la productividad minera y con el objetivo de traer “dólares frescos” de forma rápida para afrontar “la situación de cero divisas y atraer inversiones”, vienen asomando decisiones que van desde la revisión de la Ley de Glaciares y su modificación, la modificación de las reglamentaciones en cuanto a la cantidad de agua utilizada en los procesos mineros, eliminación del cepo cambiario para las petroleras, subsidios y obras de infraestructura para facilitar el traslado de minerales, y otros etcéteras…
Es decir: un conjunto de concesiones al capital monopolista que en los hechos abonan la idea que todos esos recursos que significan estos recursos del Estado para sostener los beneficios y las ganancias de los monopolios, los deben poner el proletariado y el pueblo para sostener a quienes ya nos vienen explotando y saqueando. Pero ahora de modo renovado y con letra populista.
Concederles a los monopolios todas estas ventajas y otras más estaría chocando con que “todos debemos hacer un esfuerzo”. ¿No es así señor presidente?