En el diario Ámbito Financiero del día de ayer se publicó el artículo de un mediocre periodista que expone una mediocre idea reiterada en forma infinita por la mediocre ideología burguesa, la cual, por reiteración, se ha instalado en la conciencia social y, por la misma razón, se acepta como verdad absoluta y sin posibilidad de cuestionamiento: “el costo laboral que el empresario debe afrontar”.
La capacidad que la burguesía tiene para mentir y dar vuelta las cosas se la da el hecho que tiene el poder sobre la comunicación, la educación, los hilos invisibles de la conducción del conocimiento, la transmisión de los conceptos…, en fin, de toda la ideología que envuelve la sociedad capitalista construida por fuerza del mando que sustenta sobre la producción y la reproducción de bienes y, en consecuencia, del mismo ser humano.
Con el pasar de los años contados en siglos, y por virtud del proceso de concentración que la propia libre concurrencia fue gestando, esa capacidad de mando fue transfiriéndose a lo más concentrado del capital, sector que hoy lo sustenta en el marco de la última fase del sistema capitalista caracterizada por su declinación, descomposición y, con ésta, todas sus consecuencias nefastas para el género humano y la absoluta existenciadel planeta.
Al decir “costo laboral”, la burguesía pone de cabeza lo que en la realidad está de pie. Pretendidamente, el capitalista, al emplear proletarios, está asumiendo un costo que debe pagar, lo cual implica un sacrificio social que asume por proporcionar puestos de trabajo. El capital, nos dicen, es el generador de trabajo. Por lo tanto, sin capital no hay trabajo. Con esta argumentación, el intendente, la cámara empresaria y el sindicato minero de Malargüe, justifican y pretenden reivindicar la minería a cielo abierto. Al respecto, cabría señalar aquí, que entonces, con ese criterio, se debería validar la fabricación de cocaína a gran escala para combatir la desocupación. El capitalista aparece como un dador de vida para la sociedad. Un benefactor al que debe reconocérsele su sacrificio y buena voluntad para que la sociedad pueda desarrollarse. ¡Y ésta es la ciencia que se enseña en la facultad de “ciencias económicas” y desde allí, se distribuye hacia toda la sociedad con ayuda del conjunto del aparato institucional!
Pero la realidad histórica, confirmada por el presente, demuestra lo contrario, pues el trabajo ha existido mucho antes que el capital y, en consecuencia, podrá existir también una vez desaparecido el capital, porque es la actividad por excelencia del ser humano que hizo posible su desarrollo, y lo seguirá haciendo más aún cuando se libere de las ataduras del capital.En más de 45.000 años de vida del ser humano, sólo los últimos 300 años, el capital se ha convertido en el medio de producción social en manos de una diminuta minoría de la humanidad. El trabajo es el que ha generado el capital y lo sigue reproduciendo. Y eso lo saben muy bien todos los empresarios, aunque repitan tozudamente lo contrario, con el solo fin de esconder el verdadero carácter explotador de su clase que, por medio del capital, se apropia de plusvalía o sea del valor generado por el trabajo proletario.
Un gobierno “nacional y popular” que subsidia al capital monopolista y disminuye el salario.
Pero volvamos al artículo del mediocre periodista. El mismo analiza las contribuciones patronales derivadas de la nueva ley del gobierno “Nacional y popular”. Para graficar, utiliza como ejemplo, un salario de $ 30.000. Sobre dicho monto, el empresario debe “contribuir” con un aporte del 24%, pero el Estado, a cambio, le acredita $ 7.003,68, o sea, lo subsidia, lo cual reduce su “aporte” al 18%, es decir a $ 5.400,00 que, supuestamente se destinan al sostenimiento de jubilaciones, pensiones, obras sociales, etc. Sin embargo, retiene al trabajador el 17%, es decir, $ 5.100,00 de su salario que también se destinan a jubilación, obra social, etc., debido a lo cual le quedan $ 24.900 netos. En definitiva, al trabajador le descuentan $ 5.100 y el patrón “aporta”: $ 5.400. ¡Qué paridad!
Pero en realidad, el que “aporta” la suma de $ 5.100 que el empresario le pasa al Estado, más los $ 5.400 que el patrón le retiene, es el propio proletario que, con su trabajo, crea todos los valores y, además, aporta compulsivamente, mediante el sistema de explotación capitalista, al empresario, toda su ganancia que, en todos los casos, aunque no esté escrito en el artículo de este mediocre señor, supera grandemente la suma del salario, más la retención que se le hace sobre el mismo, más el “aporte patronal”. Esta ganancia medida en porcentaje es lo que el Estado sostiene a través de esta medida del gobierno “nacional y popular”.
En suma, lo hemos reiterado en distintos artículos, el que proporciona capital al empresario es el trabajo asalariado y no al revés. Es el proletario es el dador de trabajo que no lo hace por consenso, sino que el propio mecanismo de producción capitalista se lo quita compulsivamente en cada jornada laboral y su valor va a parar al bolsillo de la burguesía y al engrosamiento del capital.
Lo que hace esta nueva ley del gobierno de los Fernández, es reducir más aún el salario de obreros y trabajadores en general, al minimizar los llamados “aportes” patronales, porque achica los fondos destinados a obras sociales, jubilaciones y otras prestaciones.
Una prueba más de que el presente gobierno, en esta materia esencial para la burguesía monopolista, no es nada más ni nada menos, que la continuidad y profundización de las políticas del gobierno anterior y de todos sus predecesores.