Qué es más llamativo: ¿que en el medio de la crisis capitalista mundial una trasnacional como Techint anuncie el despido de 1.450 empleados (descargando el peso de esa crisis sobre los trabajadores)? ¿O que el gobierno le llame la atención con un discurso cargado de moralina?
El “enfrentamiento” entre el gobierno de la burguesía monopolista y el grupo Techint es una nueva puesta en escena para que las masas trabajadoras sigamos esperando qué facción burguesa nos va a representar mejor. El presidente Fernández echa mano a un recurso ya utilizado infinidad de veces: Elegir un contrincante dentro de la propia burguesía monopolista para salvar las papas de la clase dominante en su conjunto.
El grupo Techint es un conglomerado de empresas trasnacional que opera en Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Ecuador, Indonesia, Italia, Japón, México, Rumania, Arabia Saudita y los Estados Unidos. Tiene su sede accionaria constituida en Luxemburgo, y cotiza en las bolsas de valores de Milán, México, Nueva York, entro tras. Como empresa monopolista de rango mundial es una de las que comanda un importante sector de la oligarquía financiera mundial que opera en la Argentina. Tanto es así que ha recibido y recibe millonarios subsidios estatales, que han ayudado a su crecimiento y expansión.
Por ello comenzamos esta nota como lo hicimos. Techint encabeza una arremetida de un importante sector de la burguesía monopolista y como tal hace punta en los despidos. Y sí, en el medio de la pandemia. Como está sucediendo con numerosas empresas monopolistas a lo largo y ancho del planeta; despidos, suspensiones, rebajas salariales, exigencias de rescates y nuevos subsidios. No les importa la pandemia, les importa salir lo mejor parados posibles de la crisis de superproducción capitalista que hoy conmueve a todo el sistema. Y que quieren descargar sobre las espaldas de las masas trabajadoras.
Ahora bien: ¿el gobierno nacional habla en serio cuando se sorprende y llama “miserables” a los que actúan de esta forma? Absolutamente no. En el medio de la pandemia hay y habrá cada vez más empresas que rebajan salarios, suspenden, despiden, aumentan los precios a mansalva. Antes de la pandemia, ya no se cumplía siquiera con la doble indemnización dispuesta por el gobierno en una de sus primeras medidas. ¿Se puede creer que porque el gobierno ahora “prohíba” los despidos, éstos se van a frenar? ¿Cuántas empresas, empezando por Techint, fueron sancionadas por tomar medidas contra sus trabajadores, o por subir los precios en forma descomunal?
Ninguna.
El gobierno nacional se va en advertencias, en amenazas de inflexibilidad. Todo termina siendo palabrerío.
Ante la aguda situación que se está abriendo y se profundizará en lo económico y social, los trabajadores y el pueblo no podemos permitirnos visiones románticas, ni dejarnos convencer por discursos que sólo demuestran lucha de intereses entre burgueses.
La cruda realidad que nos toca enfrentar no la va a resolver ninguna de las facciones de la burguesía monopolista; ni las del gobierno ni las de la oposición. Los discursos son discursos y la realidad es la que ya estamos padeciendo: grandes sectores de la población trabajadora en una incertidumbre sobre qué va a pasar con nuestros trabajos, nuestros salarios, nuestras vidas.
Por eso debemos tomar la decisión de luchar contra lo que se viene con una política independiente, una política resuelta y llevada a cabo desde las bases, con masividad, con democracia directa.
Ni el gobierno, ni las empresas, ni los sindicatos empresariales velan por nuestros intereses. Al contrario, todos están buscando la forma de hacernos pagar la crisis; algunos más “brutalmente”, otros disfrazados con discursos plagado de frases de ocasión y mentirosas buenas intenciones.
La burguesía monopolista no sabe de buenas intenciones. Sólo sabe de aflojar cuando la lucha de clases se lo impone.
Y esa lucha de clases los de abajo debemos afrontarla con organización y medidas independientes que tengan que ver con los intereses, económicos y políticos, de nuestra clase y de nuestro pueblo.
No hay que enredarse en las discusiones de los de arriba porque abajo es donde está la fuerza que debemos preparar y organizar para lo que se viene.
No hay palabras ni discursos que ablanden los corazones de la burguesía. Mucho menos políticas que intenten conciliar intereses irreconciliables.
La única política que nos resultará útil es la independencia de clase.