Las seis plantas pesqueras de esa ciudad y una de Rawson están sin actividad. Sus portones de acceso están siendo controlados por trabajadores luego que el viernes último el ministerio de trabajo terminó con la conciliación obligatoria y liberó a las partes después del incumplimiento empresarial de los acuerdos previamente firmados , que consistían en: aumento salarial, pago de las quincenas adeudadas y reincorporación de los 74 despedidos.
El inicial conflicto reivindicativo de los trabajadores industriales de la pesca se ha convertido en conflicto social que involucra a toda la actividad portuaria y repercute, además, en toda la actividad económica de la ciudad.
Los trabajadores, siguiendo el mismo camino trazado por los petroleros, los obreros de la construcción, los docentes y la administración pública de toda la Patagonia, han dado una nueva vuelta de tuerca en el enfrentamiento elevando la lucha de clases a otro escalón y prueban fuerzas, mientras continúan en exploración de una alternativa política que dé contendido y perspectiva al movimiento revolucionario en marcha.
A tal punto llega la gravedad de la conflictividad que los empresarios han pedido al ministerio de trabajo que saque el ámbito de las negociaciones fuera de la ciudad – como en una guerra- porque allí, no están dadas la condiciones de “seguridad”.
Para ilustrar la situación basta con leer las declaraciones de los empresarios en los medios locales: “las empresas afirman que no pueden disponer de sus instalaciones, ni de su mercadería, que en la mayoría de los casos ya estaba comprometida a ser enviada al exterior.”“Nadie de los empresarios habla públicamente por temores personales, mencionan que cada vez que algún empresario o ejecutivo de la cámara efectuó declaraciones, fueron inmediatamente objeto de amenazas a ellos o sus familias.” Casi la totalidad de los empresarios de estas compañías no están residiendo en sus viviendas. Enviaron a sus hijos y familiares directos a otras ciudades o permanecen en hoteles, ante el temor de posibles ataques a sus domicilios como lo ocurrido en años anteriores”.“La Cámara Argentino Patagónica de Industrias Pesqueras no tiene oficinas fijas, ni lugar de reunión, y es porque en el mercado inmobiliario de Puerto Madryn nadie quiere alquilarle a esta entidad por los escraches o ataques que recibieron sus anteriores instalaciones.”