El gobierno nacional, en su afán de planchar los salarios de los estatales y darles pie para que las multinacionales y demás privados puedan hacer del 2020 (pandemia mediante) un gran negocio, disminuyendo el poder adquisitivo de los trabajadores como pocas veces se vio, fue campeando la situación, dando BONOS EN NEGRO (sumas que no van al básico del sueldo) a los trabajadores estatales mientras la inflación se disparaba a cifras que la sitúan en el segundo lugar de América (solo detrás de Venezuela). Y como muestra de esto, vemos el ejemplo de Santa Fe, provincia por cuyos puertos, día a día, fluyen millones de U$S en exportaciones de cereales, minerales, carnes, hierro, etc.
En esta provincia, bajo el paraguas de la pandemia, el gobierno de turno, aplicó el ajuste (al igual que el resto de las provincias) alineándose a las políticas nacionales.
Hace años que la provincia cierra la paritarias por decreto, con porcentajes irrisorios, dando bonos basura que no van a los salarios en blanco, siendo los primeros en cerrar por decreto el período paritario en complicidad con la burocracia sindical. Esto nos expone a sueldos de miseria, que actualmente no sobrepasa, para los asistentes escolares, los $ 27.000 al bolsillo (apenas por arriba de la indigencia y casi el 50 % de la canasta de la pobreza) y $ 38.000 para los maestros, con el terrible agravante que el SUELDO BASICO NO LLEGA A $ 3.000 PARA LOS PRIMEROS Y DE CASI $9.000 PARA LOS SEGUNDOS. ¡Siendo estos básicos la base de cálculo para las jubilaciones!!!!!!
Durante el resto del año, sosteniendo una cláusula gatillo que fue entre 200 y 300 pesos, siendo esta miseria abonada dos veces al año como monitoreo de la inflación. Esta realidad es padecida por la mayoría del agrupamiento Estatal de las categorías más bajas y los trabajadores ligados a los contratos en negro y tercerizados, sosteniendo el gran aparato estatal de escuelas, hospitales, municipalidades y organismos de servicio. Donde los maestros, debían seguir “dando clases” desde sus casas, sin que el Estado se hiciera cargo de “conectividad, tiempo, insumos, energía, etc.” y donde los asistentes escolares debían asistir a las escuelas a preparar los bolsones (con un presupuesto de $ 9 para la copa de leche y de $ 15 para el almuerzo (SI QUINCE PESOS POR ALUMNO), haciendo de asistentes, cocineros, delivery y MAGOS, para poder sostener esto.
Con el Decreto de Emergencia pasamos a ser trabajadores “esenciales para la provincia”. Esto llevó a varias medidas de ajuste más extremo, visibilizando aún más una provincia que poco le importa el Sistema de Salud y Escolar, solo la caja chica y la grande.
Y cuando hablamos que poco les importa y solo les interesa “la caja”, hablamos también de los niños, ya que nunca se pusieron siquiera a pensar (al igual que en el resto del país) cómo poder hacer para que los chicos tengan la posibilidad de concurrir a las escuelas (con la pérdida de contacto con sus maestros, compañeros, etc.). Claro, esto les imponía mejorar las condiciones en las escuelas (ya de por sí con graves e históricos problemas), para poder garantizar un normal dictado de clases con todas las normas de sanitización para que maestros, asistentes escolares, directivos y alumnos puedan asistir con tranquilidad y con extremos cuidados de su salud.
Este ajuste se llevó a cabo en la totalidad de los trabajadores y pueblo de la provincia, no tocando en absoluto ningún interés de las empresas y la producción de la cual es servil el Estado, donde multinacionales como General Motors, Swift, Cargil. Acindar, Dreyfus, Basf, Paladini, Tenaris también fueron declaradas “esenciales”, pero para que no pararan de producir.
A la falta del personal en las escuelas, en la salud, en la educación, fue suplido con más explotación a los trabajadores. Nunca llamaron personal reemplazante en ninguno de los estamentos, lo que llevó a la muerte a centenares de trabajadores del Estado, invisibilizados por el sistema, pasando a ser un número más en la cuenta de los contagios.
Sin hablar de las políticas de protección al Estado Nacional, garantizando que cualquier compañero que figurara en los escalafones oficiales de cualquier entidad estatal, así no hubiera trabajado un día del 2020, estaba impedido de cobrar la asignación universal por hijo.
A esto se respondió, ante el reclamo de los compañeros autoconvocados de Santa Fe capital, con una ayuda de $ 10.000, divididos en dos pagos de $ 5.000 a 3.000 trabajadores en toda la provincia que no cubría ni siquiera el 5% del volumen de trabajadores anotados.
Y el broche de oro del ajuste en esta provincia, de las que más recauda en el país, es la paritaria cerrada con la burocracia (a la cual no la podemos llamarle traidores, ya que les son fieles a sus patrones). Fue una burla a los trabajadores con una propuesta de aumento real de $ 1.800 en blanco de $ 5.000 en total para la gran mayoría y un bono de $ 5.000 en el sector de salud (por única vez), a los cuales les fueron negados los derechos de tomarse vacaciones por ser esenciales no generando reemplazos y sacándole este bono si se tomaban licencia en este mes de enero. ESTA BURLA DE ACUERDO FUE RECHAZADA.
Claro que ya los trabajadores estatales de la provincia que en el medio de la cuarentena se fueron organizando de forma autoconvocada, confluyendo en diferentes organizaciones, unificando los sectores de educación, salud, municipales, etc. Y a partir del rechazo unánime a esta propuesta, están organizando su respuesta, en la base de asambleas abiertas, autoconvocadas, con la democracia directa como bandera, desconociendo las burocracias de todos los colores (como fue en Santa Fe capital, Rosario, Villa Constitución, Rafaela, y tantas otras). Y poniendo la dignidad como bandera, y proponiendo una acción directa de paro de actividades, con acciones en la calle para visibilizar su situación. Planteando que las clases no arrancan si no están dadas la condiciones (de sanitización y de sueldo), prometiendo un comienzo de año muy caliente.