Nuestro pueblo hermano chileno estalló como el volcán Puyhue, y como todo volcán parece que duerme eternamente pero la ebullición va por dentro hasta que estalla y se muestra en toda su dimensión, no sin dar, de tanto en tanto, señales de su vigor.
Así, el modelo capitalista chileno, que nos quisieron vender durante muchos años (al punto que un tal Alfonsín lo utilizó para su campaña electoral, y después tuvieron que borrarlo del mapa) develó su verdadero rostro.
Para el capitalismo, el “éxito” son la ganancia y la correlación de fuerzas a su favor, porque ésta los deja hacer los negocios sin trabas ni problemas. Pero en Chile la tortilla se dio vuelta y la burguesía está sufriendo un golpe tras otro.
La lucha de los estudiantes universitarios reciente tiene su correlato con la histórica lucha de Los Pingüinos, llamada así el famoso enfrentamiento de los estudiantes secundarios en el gobierno “progresista” de la Bachelet. Pero también, en una situación de auge de masas que viene subiendo la presión desde hace unos años, pero que hoy parece culminar una etapa y comenzar otra superior, pues el contexto de la lucha estudiantil no lo podemos ver por fuera de la huelga de los mineros de “La Escondida” y del paro general programado para el 24 de agosto por la central obrera plegándose a la protesta (el abajo se está moviendo fuerte). Por lo que se ve, la lucha y el descontento, se agudiza, se generaliza, y la situación a la burguesía se le está poniendo picante.
Después de tener un crecimiento, durante años, del 6% del PBI, y con el precio del cobre por las nubes, el muy alcahuete de los monopolios, Piñera, tuvo el tupé de declarar cínicamente “…nada es gratis en esta vida…”. Lo que él debería decir, y los gobiernos que lo precedieron es que todavía se rige la ley de educación bajo el paraguas de la Constitución de Pinochet, que consagraba la “libertad de enseñanza”, y hoy, para estudiar en la universidad chilena pública, le cuesta a un estudiante un arancel de la friolera de U$S 10.000.- anuales (no nos asombremos: acá en Argentina, con la reforma universitaria, pretendían hacer algo similar; es más todavía prevalece el sistema educativo de los milicos, que sacaron la matemática moderna y la teoría de conjuntos. Eso sí, a los “progres” no los escuchamos hablar de eso).
La huelga de los mineros tampoco es poca cosa. Ya llevan más de 10 días. Las famosas minas de cobre que nacionalizó Allende, hoy pertenecen en un 57,5% a una empresa anglo-australiana B.H.P. Billientton. A tal punto tiene importancia esta huelga que se extendió a Sudáfrica y Australia, donde también esta empresa tiene explotaciones mineras. El reclamo: U$S 11.000.- de bonificación anual; la empresa ofrece U$S 6.000.- y los obreros no aceptan.
Pero ambas luchas llevan el mismo signo ofensivo, que es lo que comienza a caracterizar la generalización de las luchas en el planeta. Es por ello que la lucha del pueblo chileno nos ayuda en el contagio y contexto de luchas que venimos llevando a cabo, y que se generalizarán en toda la región.
Felicitamos y saludamos calurosamente a la clase obrera, a los estudiantes y al pueblo chileno en general, porque más allá de las desgracias de los maremotos y terremotos, le pusieron la alegría de la lucha. El futuro es nuestro, como diría Guevara.