Todo augura que la lucha de clases se agudizará y que la misma irá dando forma a los próximos combates. No puede ser de otra manera ya que el plan del gobierno burgués ya está trazado y lo único que puede esperar el pueblo trabajador es más ajuste y opresión.
Por eso la clase dominante no tendrá descanso.
Terminado el acto electoral los fuegos de artificio de festejos inventados se desvanecen frente a las medidas adoptadas antes y después, con un nuevo derrotero que apunta –como siempre- a los bolsillos del que labura.
En lo económico y en lo político el discurso de ayer del presidente en la Plaza de Mayo flojita de papeles en concurrencia son muestras de una debilidad política estructural.
Como base general no está de más decir que la oligarquía financiera querrá meter a la clase obrera y al pueblo en el orden institucional burgués frente a una situación que sigue su curso, con un ritmo del que no pueden prever su aceleración.
En este camino, el proyecto de un verdadero cambio no está ajeno y ya no son tan “inexistentes” las ideas de la revolución que comienzan a manifestarse cuando lo que pesa es la movilización desde abajo expresada de diferentes formas.
Sin embargo, el proletariado y las fuerzas populares no hemos alcanzado aún la acumulación que nos permita comenzar a abrir esas “nuevas ventanas” con más virulencia.
Esa experiencia que refleja la experiencia revolucionaria y que cuenta con una base material extraordinariamente amplia se ve dificultada por la insuficiente presencia de una salida revolucionaria a cada acción realizada por el movimiento de masas.
Por eso no nos cansaremos de insistir respecto a la necesidad que, desde el proletariado, y especialmente desde las vanguardias movilizadas, con experiencias de luchas ya materializadas, se eleve el nivel de fortalecimiento del partido de nuestra propia clase, con intereses de su propia clase, que son los intereses también de todo el pueblo.
La situación que prevemos por reclamos de todo orden, exige de una propuesta del proletariado ante todo el pueblo, un proyecto que se viene instalando pero que todavía va por detrás de las situaciones que se avecinan.
La creación de herramientas políticas de masas que posibiliten la materialización de la unidad de todo el pueblo en un gran movimiento revolucionario, es sumamente necesaria.
Simultáneamente, la unidad de la clase obrera específicamente, requiere también de fortalecer el partido de la clase obrera que ayude a parir esta etapa de revolución social.
Contamos ya con un destacamento provisto de una estrategia de poder, de tácticas y de política, pero no es suficiente para lo que se viene.
Trabajar en la construcción del partido es una cuestión táctica y una cuestión estratégica.
Tenemos que prestar atención especial y avanzar al unísono, con todo el arsenal que desde el proletariado y el pueblo se va gestando.