Lucas González tenía 17 años. Jugaba en la sexta división de Barracas Central. El miércoles por la mañana salía de su entrenamiento acompañado por dos amigos que se habían ido a probar al club. Terminó asesinado por efectivos de la Policía de la Ciudad, que circulaban de civil en un auto sin identificación. Lo balearon en la cabeza, vestidos de civil, en medio de un episodio tristemente repetido y que termina con la vida de uno más de nuestros pibes.
Policía asesina, fuerza de «seguridad» del aparato represivo del Estado. Se cuentan de a cientos los casos del llamado gatillo fácil en los últimos años. Es la misma policía (de la jurisdicción que sea) que amedrenta, que recibe coimas, que forma parte del circuito de la corrupción, el narcotráfico y la delincuencia; que reprime a los trabajadores y al pueblo; que asesina. No es un policía: es la institución. Y es una política de Estado el utilizar todas sus instituciones para ejercer la represión y el control social, ya sea vía policía o vía delincuencia organizada desde el propio Estado.
Será tarea del pueblo organizar su propia seguridad (hace unos días nos referimos en una nota al lamentable asesinato del vecino de Ramos Mejía), contemplando medidas de autodefensa que protejan a la población de las fuerzas represivas y la delincuencia. No queremos más muertes de nuestros jóvenes, y sabemos que la policía se ensaña con ellos. Organicemos la resistencia, debatamos, convoquemos asambleas populares y promovamos la autoconvocatoria. Así no se puede seguir.
BASTA DE «GATILLO FÁCIL» Y DE TODO EL APARATO REPRESIVO DEL ESTADO.
JUSTICIA PARA LUCAS.