Lo hemos sostenido en diferentes artículos: la guerra de Malvinas fue el intento de la dictadura militar de desviar el proceso de lucha de clases que venía aconteciendo en nuestro país y debilitaba al gobierno más atroz y criminal de las últimas décadas.
El intento de recuperar las islas del sur, fue también un acto de Terrorismo de Estado, en la medida en que los soldados argentinos, como decimos en cada 2 de abril, tuvieron que enfrentar a las tropas inglesas (mejor pertrechadas, mejor alimentadas) y a los genocidas de las Fuerzas Armadas argentinas, que, además de lo que venían haciendo contra el pueblo y la clase obrera respondiendo a los intereses de la burguesía monopolista, mostraron en la guerra su enorme cobardía. Así lo fue el “célebre” caso de Astiz, el asesino que entregó las Islas Georgias sin disparar un solo tiro.
Hoy se cumplen 40 años de esa guerra. No fue ninguna gesta. Nunca se podrá medir el horror que vivieron nuestros soldados, integrantes de nuestro pueblo, ni las consecuencias que padecieron y padecen a consecuencia de la guerra: para los milicos, eran sacrificables, como buena parte del pueblo argentino.
Muerte, heridas irreparables, daño psíquico incalculable, aislamiento social.
Y el Estado Argentino que nunca terminará de reparar lo irreparable.
¿De qué soberanía estamos hablando?
¿Qué soberanía se intentaba recuperar, mientras la dictadura genocida se dedicaba a defender los negocios de la oligarquía financiera en nuestro país, habiendo para ello elaborado un plan de exterminio de las vanguardias obreras, de dirigentes políticos y sociales, de luchadores populares, arrasando con miles de vidas, torturando, desapareciendo y asesinando compatriotas?
¿Vamos a decir que esos mismos asesinos, como el general Galtieri, se proponían, en un acto de heroísmo y de sentido patriótico, defender la soberanía de los argentinos con la invasión a Malvinas?
A 40 años de Malvinas, el Estado de los monopolios sigue sin aceptar y reconocer lo que significó la atrocidad de la guerra para quienes allí dejaron su sangre.
Por eso, si algo recordamos es a los soldados argentinos que dejaron su vida en la lejanía de las islas del sur, que fueron enviados a la guerra de manera impune.
Y como dijéramos también en un artículo de nuestra página algunos años atrás:
“Ningún gobierno burgués monopolista tenga la forma de dictadura como en su momento fue el de Galtieri o el actual con forma de “democracia burguesa” podrá llevar adelante una política de recuperación de la soberanía.
Porque son gobiernos que se someten al capital monopolista, son gobiernos que los sirven, son gobiernos de carácter imperialista.
Mientras haya monopolios que decidan sobre la vida y los recursos que generamos los argentinos, no habrá soberanía ni en nuestro territorio continental ni en las islas Malvinas.
La única posibilidad de lograr la soberanía está en las manos del propio pueblo trabajador con sus luchas, con su movilización, conquistando la dignidad de su vida transitando el camino hacia la destrucción del Estado al servicio de los monopolios y, sobre sus ruinas, construir el Estado revolucionario.”