Frigorífico Recreo trabaja durante más de 14 horas con un obrero muerto dentro de la fábrica


El miércoles 8 de marzo, Agustín Escobar, de 20 años (obrero precarizado del Frigorífico Recreo de la provincia de Santa Fe), finalizaba su jornada a las 18 horas. Pero su salida normal a partir de ese día, ya no volvería a suceder.

El joven obrero inició su actividad y relación laboral con la empresa el día 2 de enero de este año a través de un programa nacional, tipo pasantía, que no hace otra cosa que beneficiar a la empresa ya que paga un salario mucho más precario que los habituales. Sin temblarles el pulso obligan a esos jóvenes a realizar tareas de producción como cualquier otro operario de mayor antigüedad y con experiencia, en sectores de alto riesgo que necesitan de capacitación constante y permanente. Ninguneando, abusando y maltratándolos.

¿El Estado? Sí, el Estado al servicio de los intereses patronales, al servicio de los monopolios.

La familia de Agustín, al ver que no llegaba a su casa, comenzó a preocuparse y a consultar a sus amigos y a su novia. Nadie tenía noticias de él. Los mensajes y las llamadas llegaban a su celular, pero Agustín no respondía.

Al preguntar a personal de seguridad de la empresa éstos aseguraban que Agustín había salido normalmente como todos los días, y que hasta habían revisado su mochila como medida de control al salir.

Inexplicablemente la empresa decidió mentir con la garantía de su impunidad, ocultando el cuerpo del joven obrero fallecido dentro de la fábrica y con las máquinas y producción a pleno, como si nada hubiera ocurrido. Sí: obreros a metros del cuerpo trabajando obligadamente.

Claramente esto no podría pasar sin la complicidad del sindicato que, descaradamente, por un lado, palmeaba y pedía tranquilidad a la familia, aduciendo que los acompañaban y estaban con ellos, y por otro lado acarreaban a los demás trabajadores por la puerta de atrás para seguir produciendo en silencio.

Una nueva y clara muestra de la complicidad y connivencia entre empresa-sindicato-gobierno.

No conforme con esto, la empresa realiza un comunicado repudiando la natural manifestación de una familia, amigos y compañeros por una muerte evitable y con clara intención de ocultarla buscando quizás, como hicieron los monopolios de esta calaña a lo largo de la historia, desaparecer o inventar otro hecho que los favorezca y proteja.

En ese comunicado la empresa manifestaba «hechos de violencia» por parte de la familia.

Como siempre, la clase dominante cuenta la violencia de los de abajo. Para ellos no es violencia haber ocultado la muerte de Agustín y seguir produciendo mientras el compañero se hallaba muerto en el interior de la empresa.

Así “razona” la burguesía mostrando su odio e interés de clase por encima de cualquier cuestión que tenga que ver con la vida humana. Cuando se reacciona ante eso, muestran toda su hipocresía y cinismo presentándose como “víctimas” de la violencia.

Para nuestra clase estos hechos nos marcan que nadie defenderá nuestros derechos, y mucho menos nuestras vidas, que no seamos nosotros mismos.

Un muerto más en nuestras filas que para la burguesía es sólo un número. Para nosotros es un motivo más para organizar la lucha contra nuestro enemigo de clase. Para que llegue el día en que Agustín y, todos nuestros muertos, sean reivindicados definitivamente con la derrota de una clase dominante cada vez más reaccionaria y parásita.

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