Nuestro Partido afirma que el actual gobierno es de un sector de los monopolios que se ha apoderado de los resortes del Estado y desde allí realizan jugosos negocios. Desde los ministerios, el parlamento, las fuerzas de seguridad, la justicia, los funcionarios no ocultan su pertenencia a estos monopolios. Han sido, son o serán empleados de las grandes empresas ejecutando las políticas emanadas desde sus gerencias. Esto es Capitalismo Monopolista de Estado. Veamos:
El caso De Vido- Dromi.
En un reportaje concedido al diario El Cronista, Dromi (ex ministro de Obras y Servicios Públicos de Carlos Menem, y hombre clave en el proceso privatizador de los ‘90) declaró: «El Estado tiene que ser socio y controlar YPF». Este “señor”, quien cerró la Reunión Anual Latinoamericana de Petroquímica en el hotel Hilton, no vaciló en afirmar que había que estatizar YPF. Recordemos que cuando él estuvo al frente de la “venta” de la empresa, el barril se cotizaba a 15 dólares y hoy está a 96,8 dólares.
Lógicamente la empresa Repsol YPF, tras el fenomenal anuncio de días anteriores del hallazgo de reservas por casi 1.000 millones de barriles en Neuquén, salió al cruce de Dromi con palabras propias de un “adalid” de la justicia: El director ejecutivo de Comunicación e Imagen de YPF, Sergio Resumil, calificó hoy de “surrealistas y poco serias” las declaraciones del ex funcionario menemista Roberto Dromi quien, tras una conferencia sobre la actividad petroquímica, aconsejó que la petrolera vuelva a manos del Estado.
Resumil sostuvo que “los argentinos estamos acostumbrados a surrealismos, pero parece que nada es suficiente. Que el responsable del desguace de las empresas estatales, un ex funcionario que regaló el capital social que acumularon varias generaciones de argentinos en esas empresas públicas, promueva ahora que YPF vuelva a manos del Estado, no me parece serio”.
Que un director de YPF adopte este vocabulario es llamativo. La lucha de clases por abajo azuza el enfrentamiento y el cruce de intereses por arriba. Sigamos:
Dromi, actualmente, es uno de los abogados de Morgan Stanley en Argentina, un actor de peso en la importación de Gas Natural Licuado. Las plantas regasificadores de la petrolera serían el objetivo.
Se trata de un negocio de miles de millones que maneja ENARSA. Y la compañía estatal es conducida por Exequiel Espinoza, de excelente relación con Dromi. Pero YPF también está metida en este circuito, porque opera una planta regasificadora y está construyendo otra. Es decir que el GNL que trae Morgan Stanley debe pasar por estas plantas antes de ser inyectado en los gasoductos.
Por eso, estas declaraciones “estatistas” de Dromi, en realidad, forman parte de una embestida de Morgan Stanley -con la participación de Espinoza, mano derecha de De Vido- para controlar YPF y poder aumentar su participación en el negocio del gas. Más allá de que Dromi también asesora a Julio De Vido.
Recordemos que de los 1.901 millones de euros que ganó entre enero y septiembre de este año el holding Repsol a cargo de Antonio Brufau a nivel mundial, 1.008 millones los generó la empresa que gestiona la familia Eskenazi en Argentina.
Un dato más con los que los “señores” Dromi y De Vido cuentan a favor del Banco que los contrata son los excelentes resultados de la división de gas natural licuado que obtuvo la empresa.
Igualmente, lo que se está debatiendo en el fondo es la disputa de monopolios por uno de los reservorios de hidrocarburos no convencionales más grandes y con mayor calidad del mundo.
Sintetizando: Cuando este gobierno, que es de los monopolios, habla de nacionalizar, estatizar u otorgar primacía a empresarios nacionales, en realidad lo que está encubriendo es que el Estado es de propiedad de la burguesía monopolista. Y esto significa que ya no estamos en la etapa del capitalismo de Estado en donde todavía cabía la posibilidad de una burguesía nacional con proyecto propio. Con la “revolución Libertadora” (1955) se perfeccionó el proceso de apoderamiento de los monopolios sobre el Estado y este ejemplo de YPF, La Banca Morgan Stanley, Dromi, De Vido y sus negociados, es apenas una muestra más que ayuda a afirmar la idea de que una verdadera nacionalización sólo la puede llevar adelante una revolución social en donde el poder se encuentre en manos de la clase obrera y el pueblo.
El Estado nacido de esa revolución podrá hacer que esos cuantiosos recursos que hoy son manejados a beneficio exclusivo de la clase dominante mediante los resortes del Capitalismo Monopolista de Estado, sean puestos al servicio del pueblo haciendo eje en los intereses humanitarios de la revolución socialista.
Nos quieren meter en el debate de sus intereses: si nacionalización sí, o nacionalización no. Nuestro debate es otro: la lucha por construir el poder popular.