Thomas Sankara, fue asesinado el 15 de octubre de 1987 en el momento en que se estaban organizando en el poder del Estado de Burquina Faso para realizar profundas transformaciones revolucionarias de carácter socialista.
Recordar a este revolucinario como el “Che africano” es parte del análisis actual de la lucha de clases a nivel global.
En su propio país y acompañado de los procesos actuales en Malí y Niger, las banderas de Thomas Sankara cobran actualidad y vitalidad, sus pueblos agredidos por el colonialismo francés se han lanzado con las armas en la mano para erradicar cualquier presencia de ese carácter.
El protagonismo de masas en esos países es una expresión política que de hecho está convulsionando África y el mundo entero. Los “viejos” colonialistas intentan quebrar esas manifestaciones alentando el verdadero terrorismo a sus poblaciones aisladas de las grandes ciudades. Reivindicamos al pueblo Sarahui y el actual movimiento de masas en Sudán.
Hablar de África, es también hablar de Asia con fuertes levantamientos de masas que también se expresan en las urnas como lo acontecido con las recientes elecciones en la India, en donde se condicionó el poder absoluto de la actual administración, no sin antes producirse importantes huelgas proletarias sostenidas en el tiempo. Reivindicamos las experiencias revolucionarias en el Kurdistán en donde ya existe un poder revolucionario basado en el poder del pueblo.
En Europa el pueblo inglés y el pueblo francés golpearon al sistema. No lo analizamos desde sus actuales expresiones políticas teñidas de lo viejo y de la impronta electoral burguesa, estamos hablando de lucha de clases. Y en ello de nuevo recordamos las expresiones proletarias de los últimos años que cobraron un dinamismo adormecido de décadas.
En América, los fenómenos de masas no le van en zaga tanto sea en el norte (en donde el proletariado norteamericano ha logrado triunfos importantes, recordemos las huelgas automotrices), o como son los hechos puntuales en cada país de Centro América o Sud América. Pequeños y grandes actos, movilizaciones masivas que expresan que las cosas así no pueden seguir.
Pero al nombrar a Thomás Sankara, es nombrar al Che, y en ello los revolucionarios nos detenemos a reflexionar cómo estos emblemas del proletariado mundial reivindicaban el protagonismo de sus pueblos en las transformaciones revolucionarias.
Lo curioso de este período histórico es que las cuestiones revolucionarias no aparecen tan claras, no hay pronunciamientos visibles y organizados políticamente que puedan expresar tanta acumulación de experiencia contra el sistema capitalista. Pero es un período histórico, un momento en donde los pueblos del mundo aparecen protagonizando y expresando de variada forma su rechazo al sistema.
A diferencia de épocas del auge revolucionario con fuerte peso de las ideas socialistas, en el momento actual esas ideas luchan por aparecer, sus organizaciones se encuentran en estado de brotes en todos los continentes, pero se ha ensanchado notablemente el rechazo de los pueblos a todo lo instituido. Y en ello volvemos a los procesos generalizados de rechazo con infinitos ejemplos de masas que ya no quieren más de lo mismo.
Los Che del mundo, los Santucho del mundo, los Thomás Sankara están apareciendo nuevamente en los puestos de trabajo de todo el proletariado, en los barrios sufrientes, y también en la resistencia del pueblo palestino contra el criminal Estado Israelí, y en cada expresión que se resiste al poder monopolista. Es muy ancha la idea y el sentimiento anticapitalista.
Pero esas apariciones, esos brotes aún son insuficientes. Esas expresiones aún no asimilan el papel que pueden y deben jugar en la lucha por el poder y que su fuerza radica en elevar esa conciencia de clase en forma masiva participando activamente en el plano político.
Los procesos antes mencionados necesitan converger en experiencias de cambios revolucionarios y en ello, los “Che de base”, serán esas referencias que se gestan y se gestarán como tales cuando adopten un carácter político independiente y vean en la movilización de abajo (la de los “sin vos”) la fuente de una fuerza incontenible.
El mundo capitalista es caótico, un sistema fracasado no puede dar respuesta al dolor masivo de los pueblos del mundo. Y cuando en el planeta resurgen movimientos de masas que dan respuesta contra el sistema (y no son pocos) las respuestas de los revolucionarios de hoy está resumida en esas expresiones revolucionarias de los años 70 y 80 del siglo pasado que hicieron sus primeras y verdaderas intentonas de un proceso histórico que hoy cobra un nuevo vigor.