FATE intentará flexibilizar, fortalecer la organización independiente para enfrentar


No es motivo de esta nota hacer un recuento de las cuestiones específicas que motivaron a la situación que hoy viven los obreros que trabajan en FATE, sino más bien ayudar a ver cuáles son los desafíos por delante, no solo en términos del conflicto en particular sino también como parte de una clase, la clase obrera, que viene resistiendo al igual que otros sectores de la sociedad, no solo en Argentina sino en todo el mundo.

No es particularidad de una determina rama productiva, lo que pasa dentro de FATE hace unos meses le está pasando a otros obreros y también a trabajadores de otros sectores de la producción, de servicios, educadores, médicos y médicas, empleados públicos, etc. Quién no tiene una hermana que tiene que tener más de un trabajo o un amigo que se quedó sin laburo, o una madre jubilada que cobra menos de $250.000, cualquier salario no alcanza para vivir y en el aire se respira una tensa calma social.

En estas últimas semanas el gobierno salió decidido a atacar a jubilados y universitarios, de menos a mayor se hizo sentir el pueblo en la calle, movilizándose. Pero estos últimos días, muy desde abajo, el movimiento estudiantil le dio una vuelta de rosca a la movilización permanente. Asambleas masivas universidad por universidad, tomas debatidas y resueltas en esas asambleas donde la democracia es una democracia real.

Las empresas monopólicas, entre ellas FATE (que es parte de toda una movida en el sector productivo automotriz) tomaron iniciativas despidiendo a través de la extorsión, metiendo miedo y utilizando los sindicatos como garantes de llevar esa política adelante en contra de la clase obrera. Días después de haber recibido el golpe de 97 despidos en FATE, golpearon en Volkswagen Pacheco, donde a través de aprietes y extorsión despidieron más de 300 personas, situación parecida en Toyota, Mondelez, La Serenísima, Acindar. Más allá de una cuestión coyuntural de volúmenes de producción, el golpe es a la clase para disciplinarnos, para que puedan llevar adelante la flexibilización laboral en cada sector de cada fábrica y ahí es dónde, de manera incipiente todavía, encuentran una resistencia.

Resistencia que se expresa en algunos lados de manera individual, en otros con pequeños núcleos de obreros que intuitivamente consideran que no les queda otra que organizarse para resistir, y en la experiencia de FATE con una asamblea que puso en jaque lo que por arriba ya habían acordado a espaldas de los laburantes, tanto el sindicato como la empresa.

Entonces así como la burguesía ha actuado como clase para llevar esta iniciativa en contra de toda la clase obrera, poniendo a todas las instituciones a su servicio (senadores, diputados, la policía, los sindicatos, etc.) de este lado de la vereda urge la necesidad de organizarse para enfrentar eso, para ir consolidando desde la masividad, desde cada sector de laburo y a través de la lucha, nuestras propias “instituciones”, de un carácter totalmente distinto, donde la democracia obrera-directa sea la garantía de que se respete la voluntad de las mayorías.

Así como en las universidades, la cosa tiene que venir de abajo y no esperar del arriba. El abajo es el que todos los días produce la riqueza en el mundo para que un pequeño puñado se la apropie, desde ahí hay que empujar a una nueva situación. Más allá de discursos supuestamente clasistas o patrióticos, antiburocráticos o sosteniendo la representatividad como baluarte, lo que te define es el papel que jugás en la lucha de clases y los intereses que realmente defendés y no los que decís defender. Metodologías que reproducen la democracia burguesa, cero confianza al conjunto de los laburantes, arreglos por arriba que pisan el salario y las condiciones laborales. De izquierdas a derechas, de reformistas a populistas, todos garantizan que los monopolios sostengan sus negocios y dominación.

Es impostergable que desde cada sector de laburo, bien “pegados a la máquina” en esta situación de deliberación que se vive en FATE no se espere nada del sindicato sino que sean las bases las que impongan las condiciones y las formas. Están haciendo un laburo permanente de desgaste, de meter miedo, en conjunto con la empresa van a intentar disciplinarnos para hacer cada uno de ellos su negocio. De este lado de la vereda impulsar asambleas en cada sector, unificar el reclamo entre los diferentes sectores e ir viendo la manera de sacar el conflicto afuera de la fábrica en el marco de que otros sectores están pasando la misma situación. Unidad no desde las “organizaciones” sino desde lo más amplio de la sociedad. Fabricas vecinas, barrios, universidades, amigos, vecinos. Que el pueblo vea que desde la masividad se le puede torcer el brazo al plan de los monopolios y del gobierno, y desde ahí generar una perspectiva real de cambio.

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