Conmoción mundial


“Volkswagen (VW) anunció el cierre de tres plantas en Alemania. Miles de despidos, descuentos de 10% en los salarios y congelamientos de los mismos para el 2025 y 2026, son los aspectos centrales de otras medidas afines que contagiarán a otras automotrices del continente”.

Estos anuncios no solo conmueven a VW. Llegan en un momento en donde ciertas transnacionales de origen europeo (salvo Stellantis) se enfrentan a los intereses impuestos desde los EEUU que exigen una subordinación al Parlamento Europeo que permita competir y profundizar la guerra comercial en todo el planeta, en un proceso inédito de concentración económica.

En tanto, el gobierno alemán ya había eliminado subsidios a las automotrices para el desarrollo del auto eléctrico.

¡Hipocresía! ¿Cierran o abren fábricas? ¡Relocalizan y ajustan!

La estrategia fundamental «es contaminar» en el mundo para competir y bajar los salarios, por eso su política de relocalización está en marcha.

Paralelamente al anuncio de los cierres, VW comienza a producir sendas Pick Ups en plantas de EEUU (con la marca Scout) y a la vez arremete junto a otras automotrices para exigir a Bruselas (PE) un plan para el sector que no esté basado en políticas arancelarias contra China sino en planes que satisfagan la productividad en la propia Europa. VW se propone romper con todo lo votado y con ello incumplir con el parlamento europeo que condicionó la producción automotriz (porque no puede cumplir con esa legislación que le exige bajar el grado de contaminación y rompe acuerdos históricos con los sindicatos de no despedir). ¿Se llegará a las sanciones multimillonarias en enero del 2025? Salvo Stellantis (que hizo los “ajustes” en estos últimos 5 años y se lo reprocha al resto) las demás ha lanzado esta ofensiva de apriete.

O sea: en él mientras tanto de esta nueva guerra que se desató de la peor manera, pero anunciada, nuevamente es la clase obrera quien deberá cargar con un ajuste lapidario muy lejos ya del recordado Plan Marshall ideado para para reconstruir Europa después de la segunda guerra mundial. VW como otras industrias europeas hace muchos años que relocalizan sus empresas y se han ido trasladando a otros países y regiones, con el agravante que para estas épocas VW se “asoció” a empresas de origen chino achicando salarios y condenando a su propia clase obrera a un futuro incierto.

VW ESTÁ EN GUERRA CONTRA LA CLASE OBRERA.

Este anuncio recibirá respuesta en su propio terreno. En estas horas existe un estado asambleario, la lucha de clases en ese país ha adquirido un ascenso y se ha expresado en una multiplicidad de conflictos en otros sectores de la producción, distribución, servicios y sobre todo en puertos y aeropuertos, marcando una resistencia en ascenso de esa clase obrera. Los obreros de VW se disponen a impugnar estas medidas y la moneda está en el aire.

No es un conflicto más, las clases se expresan sin amortiguadores.

VW en nuestro país sigue produciendo y ha utilizado la “crisis” para amedrentar al obrero. Han despedido, están haciendo ajustes de cuentas con medidas disciplinarias y es el propio SMATA el que intenta meter miedo. “Si no hay productividad cierran”, dicen

Es mentira que VW planea irse del país. El salario sigue siendo de pobreza y es Argentina un país que aporta a la relocalización, la misma subordinada a la política de VW en el mundo.

VW no está cerrando plantas. La tendencia es abrir plantas que se correspondan con la situación planteada de crisis capitalista de superproducción. Invierte 3.000 millones de dólares en Brasil, 250 millones en Argentina, 1.000 millones en México y apuesta a asociaciones en China para intentar de maquillar la crisis. VW se enfrenta abiertamente al Parlamento Europeo (PE), pero fundamentalmente a la clase obrera. El proceso de concentración y absorción que ha implicado “sociedades” con otras plantas automotrices nos está indicando que esta guerra que hoy se expresa y dejará su marca, viene de años en donde el sistema capitalista no puede encontrar caminos aliviadores para decidir un futuro.

La clase obrera debe seguir resistiendo y aferrándose al terreno. Y en nuestro caso resistir el plan del gobierno para quebrar la insolencia de la empresa de querer disciplinar a nuestra clase con el apoyo sistemático del SMATA.


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