El triunfo republicano pone de manifiesto que la burguesía monopolista no logra superar una crisis política que ya lleva décadas.
Los enfrentamientos inter burgueses para apoderarse de la administración del Estrado norteamericano y desde allí facilitar los grandes negocios monopolistas se produce en un momento en donde las facciones burguesas dirimen sus disputas desarrollando guerras injustas en todo el planeta.
Biden – Harris llevan a cabo la guerra de exterminio en Palestina de la mano de Israel. De allí en más han encabezado un feroz ajuste de cuentas con los pueblos del mundo y con el suyo propio.
Son sectores monopolistas que advierten que la crisis capitalista requiere quemar fuerzas productivas fundamentalmente humanas, y ello lo han profundizado desde la crisis del 2008.
La administración demócrata ha sido parte y es parte de esta crisis política de lo más concentrado del capital.
Hoy, desde el Estado norteamericano y desde los intereses monopolistas que los cobijan, a la nueva administración tampoco le temblará el pulso para intentar aplastar la resistencia de su propia clase obrera y la de los pueblos del mundo.
En el marco de esta inestabilidad global, la clase obrera norteamericana ha dado muestras de vitalidad. En el año 2023 una ola huelguista se apoderó del país del norte, pero este año la clase obrera industrial apareció en escena en sendas confrontaciones clasistas ya desarrolladas en nuestra propaganda (1).
Pero lo destacable es que en estas elecciones y a horas de consumarse el triunfo republicano los trabajadores de Boeing Co. lograron un triunfo histórico que conmovió al poder burgués.
Este acontecimiento histórico ha sido silenciado tanto por “republicanos” como por “demócratas”, que habían limado sus asperezas a la hora de enfrentar este conflicto. A diferencia de la era Reagan- Tacher los grandes enfrentamientos los llevaron hasta las últimas consecuencias: las masas obreras estaban aprendiendo grandes lecciones de la derrota de aquellos años. Esta vez la burguesía tuvo que tirar para atrás.
La crisis política implica la puja por la administración del Estado norteamericano entre grandes facciones monopolistas. Lo único distinto de este proceso electoral de EEUU es que el mismo se ha dado en un marco de resistencia de la clase obrera industrial.
Nuestro objetivo es poder acercar al lector el marco de lucha de clases en que se ha dado esta elección, con un ejemplo que ya está haciendo historia.
Boeing Co. no sólo fabrica aviones.
Sus bombas estremecedoras que se lanzan al pueblo Palestino no liquidan la resistencia y tampoco apaga la lucha de sus obreros en EEUU.
33.000 trabajadores pararon. Una huelga de casi dos meses se cierra con un triunfo de la clase obrera. Un conflicto silenciado por la clase dominante en medio del marco electoral, pero el mismo repercutiendo en las arcas de la empresa y del propio EEUU.
Cuando Israel se afirma en el papel de gendarme de un sector de la oligarquía financiera, uno de los principales “proveedores de la guerra” es sacudido en su propia madriguera. La lucha de clases se profundiza y va acomodando en el escenario global la confrontación de clases sin atenuantes.
La resistencia palestina se despliega y se mantiene “bajo los escombros” producidos por las bombas de Boeing Co.
La clase obrera norteamericana golpeó duramente la institucionalidad de ese país y se sostuvo bajo el poder de fuego de la amenazante empresa de carácter armamentista.
El día 24 de octubre la empresa denunciaba la pérdida de 6.200 millones de dólares, cifra que obligó a la participación directa del Estado monopolista para dar un marco de gobernabilidad ante un mundo cada vez anarquizado como anarquizado es el capitalismo.
(1) https://youtu.be/-C0hm9umtug