Reproducimos un comunicado de la Agrupación Marrón del Belgrano Sur emitido el viernes 15
Los negocios ferroviarios en danza con su impronta privatizadora destilan y exudan el más brutal parasitismo tan propio del capitalismo en descomposición. En esta realidad el Empresario y los que dicen ser representación de los trabajadores, es decir, las dirigencias sindicales, desesperados por rapiñar ganancias y negocios chocan de frente contra las necesidades más vitales de la clase obrera y el pueblo a la hora de priorizar entre la mercancía y la vida. El estado de desguace, de despidos, el ataque a las condiciones laborales, el abandono de servicios, más el escenario de incertidumbre del capital en este escenario de crisis, expresa que el último lugar lo tiene la vida, porque primero está la mercancía y la productividad, es decir primero la muerte.
Las terribles consecuencias que esto acarreara las sufrimos los trabajadores y el pueblo con todo lo que ello significa. Su dominación de clase y el endemoniado vicio del capital por la mercancía se paga atrozmente con la vida. Por ello, la muerte del trabajador ferroviario o de cualquier otro trabajador es un asesinato. Porque el telón de fondo donde se desenvuelven sus condiciones de trabajo y el andamiaje de la organización laboral está viciado de la ideología y la política del capital que desprecia la vida y a la clase obrera misma, por lo tanto, las consecuencias que sufre son minimizadas y escondidas, sofocadas en el más pueril diversionismo.
Las estructuras parasitarias sindicales también son una mercancía al servicio del capital, son parte del andamiaje de dominación. Son los entes justificadores de este grado de putrefacción del capitalismo. Son la traición misma, no van mover un pelo por la vida de un obrero, los hechos lo demuestran con estupor. Por lo tanto, la respuesta debe venir por abajo, desde la organización de base, desde la independencia política. Plantarse frente a estas u otras atrocidades es organizar la resistencia y quebrar sus planes de disciplinamiento y dominación. La audacia para no dejarles pasar una a la hora de enfrentar estas brutales condiciones de trabajo y de vida es romper con lo viejo y putrefacto. Primero nuestras necesidades, después veremos.
La muerte de Alejandro Huertas es una terrible injusticia. Nos solidarizamos con la familia del compañero y con los trabajadores/as compañeros de trabajo. Abajo el capitalismo, arriba la vida.