Milei, ¿Porque tanto anticomunismo?

Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo. (El socialismo y el hombre en Cuba, Che Guevara 1965).

El sistema capitalista ha golpeado la actual conciencia de las masas. Para avanzar en el proceso revolucionario hacia la revolución socialista se hace necesario profundizar el estado de movilización permanente de la clase obrera y el pueblo a la vez que las tareas de elevación de la conciencia revolucionaria ocupen un puesto clave en la lucha política contra el sistema.

Los revolucionarios nos enfrentamos con esta realidad en forma constante. Los individuos en esta sociedad no pueden sacar lo mejor de si, son individuos que los aplasta un sistema de producción alienante y enajenante, la mercancía a la que cuesta adquirir se transforma en “ídolo” a la cual hay que seguir y perseguir. Para ello los valores humanos son aplastados en un sistema de producción en que impera el negocio por sobre la sociedad humana. El consumismo de “la nada” atenta contra la dignidad que requiere el ser humano.

El sistema capitalista está mostrando su verdadera cara, guerras generalizadas por intereses mezquinos, catástrofes evitables de todo tipo, humanas y de naturaleza arrasada, emigraciones, trabajo infantil, centenas de millones con condiciones esclavizantes de trabajo, narcotráfico, en fin la sociedad humana aplastada por un sistema que no puede dar respuesta a mas de 7 mil millones de almas ausentes de un futuro prometedor.

Pero el sistema se sostiene y siempre encuentra caminos de escape – cada vez más efímeros- para seguir dominando, aún acorralado por la lucha de clases dispara “salidas” que lo llevan a la nada en interés de los pueblos.

Sin embargo el papel de los revolucionarios que se supieron sostener en estas largas décadas de ofensiva ideológica de la burguesía no sin idas y vueltas, comienzan a entrelazar la conciencia revolucionaria con las nuevas avanzadas que aparecen desde la lucha y que por décadas no encontraban una voz distinta, un ideario de cambio de la conciencia del que hacer y para que.

Hoy en día la angustia y el dolor individual de cada ser humano explotado y oprimido no tiene fin, la vida se hace insoportable por la presión que pesa sobre cada espalda, el sistema exalta al individuo como todo poderoso y a la vez lo aplasta con la idea de que si el individuo está mal es por que él mismo fracasó. Nos imponen la imagen de los mil millonarios que salieron de la pobreza por su esfuerzo personal.

El sistema capitalista nos condiciona, nos ha quitado toda “libertad”, nos acorrala al dolor.

El ir tras la mercancía nos convoca a la competencia individual, al ir tras “la nada” de productos que terminan dominando nuestras vidas. Aparecen las crisis de todo tipo que afectan las relaciones humanas pero se las cargan a la culpabilidad de los individuos. Que la plata no alcanza es un motivo de dolor permanente para la vida cotidiana y ello mella las relaciones humanas que el sistema impone.

Pero la situación actual es más fuerte y cuando el dolor material y moral aparecen en toda su magnitud el individuo puede encontrar una motivación en la lucha por otra vida y como individuo ser parte de conjuntos sociales capaces de profundizar los caminos de revolución.

El capitalismo ha desarrollado el individualismo, el sálvese quien pueda, la nueva sociedad que va engendrando, revolucionaria, requiere que esos individuos jueguen un papel fundamental para cambiar el actual estado de cosas. Esos individuos a los que hacemos referencia, que están al frente de las luchas tienen que hacer conciencia que la lucha revolucionaria dignifica al individuo por que la misma apunta a cambiar las condiciones actuales en donde la mercancía está por sobre la sociedad humana.

No hay posibilidad alguna de salir de la angustia en la cual vivimos por décadas si no nos comprometemos como individuos a abrazar conscientemente la lucha revolucionaria, y es allí en donde estamos quebrando al poder instalado, que las avanzadas obreras y populares se comprometan como individuos para que exista una sociedad en donde lo fundamental sean los factores humanos por sobre los negocios del gran capital.

Hay que dar ese paso necesario para que el individuo se comprometa socialmente y pueda dignificar su presencia donde esté.

Es muy duro convivir con el dolor del “fracaso” permanente. De que la culpa es nuestra porque no hemos sabido salir de la pobreza o de una vida limitada de aspiraciones. Para atacar y prevenir un pensamiento revolucionario, el sistema capitalista inventa salidas o debates ajenos totalmente a cambios profundos. Todos los debates tiran para adelante las crisis que padecemos con argumento de mitad mentira y mitad verdad.

Los revolucionarios hemos aprendido por experiencia propia y por experiencia de lucha de los nuestro pueblo y pueblos del mundo que no hay salida individual, pero también hemos aprendido del valor de los individuos en cada etapa de la historia cunado supieron potenciar el poder de las masas. Esos individuos no recurrieron al “culto de la personalidad” para irradiar sus ideales, por el contrario esos individuos a los que hacemos referencia no tuvieron titulares amarillentos, fueron hombres y mujeres de trabajo, de estudio, los revolucionarios que cada día hicieron y hacen del cambio social una permanente preocupación en sus vidas, no fueron ni son pocos, esos individuos están muy lejos del individualismo que propone el sistema, por el contrario el individuo se dignifica porque es parte de un proceso que conmueve las bases del sistema de producción capitalista y su aspiración como individuo conlleva la idea práctica que el Che describió como Hombre Nuevo.

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