Acindar – Arcelor Mittal, cuando la rebeldía de clase se impone

Ayer aparece la noticia de “70 despidos” en Acindar, seguido de un paro en toda la planta. Varios medios se hicieron eco, no sin intención, ya que no eran despidos sino suspensiones por 16 días, en el sector de trefilación de alambre, con amenazas de aplicación de una sanción mayor e incluso el despido.

Sumisión sindical (o acción pro empresaria)

El apriete no es nuevo y la actitud del sindicato tampoco. Ambos son permanentes para flexibilizar el trabajo o lo que traducido quiere decir aumentar la súper explotación.

Un antecedente que pinta muy gráficamente la actitud. Sólo un ejemplo porque hay decenas.

En galvanizado, Acindar (Arcelor Mittal), a principio del 2024 había agregado líneas y reducido personal lo cual implicaba una intensificación enorme en el ritmo de trabajo para los obreros que seguían en el sector, pues aumentaba la producción, la velocidad y la intensidad del trabajo al tiempo que disminuía el personal.

Los obreros se oponían a la nueva condición de trabajo, ante lo cual, el sindicato propuso aceptarla con la promesa de que posteriormente, en la mesa de negociaciones, reclamarían una consecuente mejora salarial. ¡El desgaste y rotura de los compañeros no importaba!

Luego, vino el agite del acero chino, el peligro para la industria nacional (¿Acindar – Arcelor Mittal, nacional?) y otros versos que sumaron a la intención de meter miedo y dar inseguridad respecto de los puestos de trabajo.

Semanas atrás, se repite la historia en trefilado de alambre, en donde a los obreros del sector, según lo informa un miembro de la comisión interna, les rebajaron los salarios y no les pagaron los incentivos a la producción.

La rebeldía de clase

Los compañeros realizaron medidas de fuerza durante 11 días y el sindicato se hizo el desentendido, dejándolos expuestos, mostrando una vez más su función pro patronal. Ayer, al volver los trabajadores de sus vacaciones, la empresa tomó la resolución de suspender por 14 días a todo el sector y los compañeros se plantaron.

Hubo repercusión en toda la planta realizándose asambleas que desembocaron en un paro total, obligando al sindicato a ponerse al frente.

La empresa retrotrajo la resolución tomada y el secretario general del sindicato informó que se abría una negociación “por el sector”. Otra infame omisión sobre la situación generalizada de toda la planta en donde la empresa, desde hace meses, viene apretando las clavijas pretendiendo que el millón de toneladas previstas para el año en curso se fabrique con el actual número de compañeros o, al menos, con una cantidad menor a la que venía funcionando la fábrica antes de los despidos de contratados de muchos años en la empresa, la implementación de jubilaciones y retiros anticipados, y la disminución de personal de las contratistas.

Cada vez queda más claro que la única arma que tenemos los obreros es la rebeldía, la unidad, la organización y las medidas de acción concreta. Lo escrito anteriormente, refleja esa realidad inobjetable. Sólo así, se puede hacer retroceder a la patronal con sus planes de súper explotación flexibilizando y no respetando las leyes que ellos mismos han votado, o que figuran en la Constitución, como por ejemplo, el salario igual a canasta familiar el cual se eleva hoy a más de $1.800.000,00.

También cada vez queda más clara la posición pro patronal de los delincuentes sindicales que, al igual que sus pares de la mayoría de los sindicatos, por no decir de todos, echan agua a cualquier intento de rebelarse contra la súper explotación de la acería transnacional más grande del mundo y del trabajo asalariado en general.

El desprestigio acumulado por estos personajes hace necesario, hoy más que nunca, acumular fuerzas obreras rebeldes que planten bandera frente a los atropellos de uno de los monopolios más ricos del mundo que hoy hacen negocios en nuestro país con la bicicleta financiera obteniendo intereses que aumentan su capital de 100 a 252, en dólares y en un año, cosa casi exclusiva que logra esta clase social explotadora en nuestro país, proporción que demuestra el aumento de la riqueza que han conseguido con el plan de gobierno que sólo los trabajadores, los jubilados y sectores populares oprimidos estamos pagando a pesar del verso de que se toman medidas contra una supuesta “casta”.

Como clase obrera, no hay distinción entre contratados, contratistas y personal de planta. Todos debemos sumar a los esfuerzos que se están haciendo para agruparse en forma independiente, unirse como una sola clase y protagonizar colectivamente sin caciques que vengan a decirnos que van a negociar con la empresa o que debemos esperar, o que no es el momento o que ellos saben cómo manejar la situación.

Este racimo de mentiras se cae por su propio peso cuando los obreros nos imponemos y tomamos medidas. Pero eso sí, el protagonismo debe ser colectivo, con democracia directa, asambleas y el respaldo de una organización que nos represente, no porque sabe interpretar lo que pensamos solamente, sino porque también formamos parte de la misma, debatimos, decidimos y ejecutamos lo resuelto en forma colectiva.

Una organización nuestra porque la criatura la creamos los obreros en unidad, verdadero ejemplo y respaldo no sólo para las fábricas y empresas de la zona sino también para incidir en el plano nacional, como faro para el resto de los trabajadores y pueblo dispuesto a quebrar este plan de hambre del gobierno y los sectores monopolistas a los que representa.

 

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