Cuando el río suena…


Por estos días se han profundizado las pujas interburguesas, se acercan las elecciones y desde uno u otro interés en pugna las noticias adquieren un tono dramático.

Ni el gobierno despierta cierta credibilidad ni la “oposición” se presenta como portadora de cambios.

Guillotina al director del ANSES y “despiden” a la hija de Cavallo por los exabruptos del ex ministro de economía. La puja por el dólar se hace sentir y no son pocos los informes que anuncian desavenencias entre Milei y Caputo, cuando en el medio se encuentra un conocido “monje negro” como lo es Federico Sturzenegger.

Pero los contendientes se abroquelan en la defensa de sus intereses de clase que le son comunes y es en ese estricto sentido que los une el espanto. La inflación sigue devorando el salario y las condiciones de trabajo están sometidas a un disciplinamiento cuyo eje central de presión es el despido.

De este lado de la barricada se sufre. Cada hogar está sometido al capricho que impone el mundo de los negocios y las ganancias afectando el bolsillo, y a la vez se profundizan las problemáticas sociales que presenta la actual crisis capitalista.

¿Sería una exageración plantear que nos dirigimos hacia un desgobierno?

Se está planteando un problema para gobernar y no siempre la respuesta puede ser tan contundente. Lo cierto es que hay síntomas que van mostrando idas y vueltas a la hora de resolver o hacer cumplir amenazas, tanto dentro del bloque burgués como contra los intereses de la clase obrera y el pueblo.

El gobierno fuga para adelante, presenta batalla donde puede, y donde no, abre debates interminables. Ejemplo de ello: su “amigo” Trump lo pone en aprietos y los “señores del acero” en su gobierno, los CEOS de sus empresas que ahora son funcionarios como lo es Elon Musk en el gobierno norteamericano, fruncen el ceño cuando se trata de los aranceles confirmados para los exportadores “amigos”.

Hay un silencio aterrador, pero la procesión va por dentro. Es que el debate allí arriba está condicionado por el abajo en la clase obrera del sector. El estado deliberativo en los sectores de trabajo, el dolor que presiona a la familia obrera comienza a expresarse, aunque esa manifestación aún no tome un carácter de rebelión. Pero las tendencias de los contendientes de clase sí son claras.

La crisis política de la burguesía en Argentina no está ajena a la crisis política internacional. Es más: las decisiones del capital financiero a nivel global afectan directamente al gobierno.

El FMI aún tiene en vilo al ministro de economía y por ende al movimiento de la burguesía en nuestro país. En el mundo nada está claro, en Argentina nada está claro, pero lo cierto es que las clases en pugna se van comportando al compás de esa situación y vamos asimilando que las luchas de los pueblos del mundo no han pasado en vano.

Trump toma decisiones a sabiendas que la clase obrera norteamericana ha tomado iniciativas de lucha que han afectado notablemente la cadena de suministros mundiales. Huelgas, paros, sindicalización han requerido de respuestas del poder burgués.

El gobierno de Milei está advertido de lo que está pasando en lo profundo de nuestro pueblo. Son advertencias de una conflictividad abierta y de la otra, de la que corroe pero que aún no se expresa. Por arriba existe este debate y hay quienes “necesitan” subestimar a la clase para fugar hacia adelante, como lo hace la actual administración; y hay quienes desde sus intereses de clase advierten que así las cosas van al muere. Más de lo mismo.

Las clases se expresan, unas veces “ordenadamente” y otras como pueden. El gobierno y la burguesía actuaron sin vacilaciones el primer año de este gobierno, pero hoy ese acomodamiento se va deshilachando. Las cosas han variado sensiblemente al punto que Milei va a un canal de TV a mendigar un espacio para apaciguar un eventual desplome del peso y es allí donde le cortan el sonido. Es que los contendientes burgueses van viendo que la “vieja” fortaleza de su discurso y acción están comprometidas y ahora cambian la marcha.

En todo este berenjenal de situaciones diarias, ha pesado la formidable movilización de días anteriores, donde se han expresado las aspiraciones democráticas desde el abajo.

Comienza a sentirse la idea que enfrentarlos acumula fuerzas y es algo que va más allá de las aspiraciones mediocres que apuntan a las próximas elecciones. Enfrentarlos trae consigo nuevos problemas, pero también nuevas aspiraciones de cambios profundos.

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