Hay olor a podrido (a propósito de las elecciones en CABA)


El próximo domingo 18 de mayo hay elecciones legislativas en la Ciudad. Se renuevan 30 bancas de las 60 que totalizan la Legislatura porteña.

Varias cuestiones podemos destacar en torno a este acontecimiento, que son realmente importantes y no pasan, precisamente, por el análisis de los resultados posibles.

De hecho, y este es el primer punto a destacar, estas elecciones se discuten en los medios, son eso: elecciones mediáticas, de las redes sociales. No se habla del tema en los lugares de trabajo, no es un tema candente en la calle. Para nada. A nadie le interesa, porque ya todo el mundo sabe que las elecciones no resuelven los problemas (graves) que los trabajadores y el conjunto del pueblo padecemos a diario.

En la Ciudad de Bs. As particularmente, y este es otro punto llamativo, hay una suerte de vulgarización de la campaña electoral, justamente porque nadie tiene respuestas ni argumentos ni intenciones reales para encarar esos problemas que, se supone, son los que deberían constituirse en el eje de las propuestas.

No se habla de la inflación que carcome cada vez más los magros salarios (aquí sí se aplica el cepo), no se discute a fondo el problema de la vivienda, no se vincula lo que pasa en Buenos Aires con lo que ocurre a nivel nacional, en suma, no se cuestiona el proyecto político dominante (porque, vestidos con diversos ropajes, todas las propuestas políticas electorales defienden y/o son funcionales a los planes del Gobierno).

En suma: la campaña para las elecciones en la Ciudad se asemeja a la discusión que bien puede darse en una reunión de consorcio, o en una intendencia muy pequeña, o en un club de barrio: así, por ejemplo, el fracasado Larreta, sostuvo en un programa de televisión que volvió a la política “por el olor a pis” (sic) que hay en la Ciudad. Un horror para el ex alcalde venido a menos, preocupado por los aromas de Buenos Aires y no por los problemas de fondo, como todos los otros, y las otras, candidatos.

Otro ejemplo: los carteles dicen «Adorni es Milei». Eso es lo importante para esta gente. Cero propuestas, lo que les interesa es su proyecto político, el proyecto de la burguesía explotadora. Agreguemos un solo ejemplo más para no aburrir: “Tenemos la oportunidad de dar un mensaje claro y fuerte contra el abandono y la crueldad”, dice el spot de campaña de Santoro, que busca aprovechar la volada de las internas de LLA, las del PRO y sus enfrentamientos partidarios para “ganar” unas elecciones insignificantes. ¿Qué significa ir contra el abandono y la crueldad? Vaya uno a saber. Si se refiere a las jubiladas y jubilados, hay que señalar que su espacio político ni apareció en las marchas de los miércoles. Se presenta desde la perspectiva de “una Ciudad más humana”, en medio de un desastre económico y social que se impone como realidad frente al reformismo y el progresismo de ciertos espacios políticos. No olvidemos, pequeña viñeta, que el kirchnerismo, allá por los años 2012, 2013, cuando era una fuerza relativamente numerosa en la Legislatura, le votó todos los proyectos al macrismo, entre ellos el negocio de la venta del Edificio del Plata, o parte de los terrenos del Parque Roca. Solo a modo de ejemplo.

En suma, estas elecciones no están en el radar de los trabajadores y el pueblo. No interesan. Sirva de referencia lo que ocurrió en las elecciones de Salta, San Luis, Chaco y Jujuy: bajísima participación (en algunos casos cercana a sólo el 50 %), cero interés en las mentiras de la democracia burguesa, representativa.

Estamos hartos de los “representantes”. Necesitamos una democracia real, de nuevo tipo. Una democracia en la que se imponga la voluntad de las mayorías laboriosas y no la de un puñado de parásitos que (esos sí) están representados por los políticos que facilitan sus negocios y, de paso, se llevan su parte (en plata, cargos, prebendas).

Una campaña deplorable, acorde a la descomposición política de la burguesía, que refleja la profundidad y gravedad de su crisis y sobre todo la dificultad creciente que encuentra para sostener sus negocios.

La resistencia se está organizando y, en algunos casos, pasando a la ofensiva (como demostraron los choferes de colectivos el martes 6 de mayo, forzando a la burocracia sindical y rastrera de la UTA que se vio forzada a “llamar al paro” que protagonizaron las bases, con amplio apoyo popular).

En la Ciudad de Bs.As., como en el resto del país, los trabajadores y el pueblo están pagando los platos rotos de una oligarquía financiera en decadencia. Ahí está la verdadera crueldad (no la del spot de Santoro) en el sistema capitalista, que empuja a cada vez más personas a la miseria, como se ve claramente en las calles de Buenos Aires.

De manera patética, casi como una burla, Jorge Macri salió estas últimas semanas a “limpiar” la Ciudad con camionetas hidrantes, a ver si saca ese olor del que se queja Horacio. Jorge Macri, el mismo que te mostraba una foto con un indigente durmiendo en el banco de una plaza, y después, en la foto siguiente, el banco vacío, y te decía, “limpio”.

Por ello, no hay que darles legitimidad. No ir a votar o votar en blanco es la mejor opción en la Ciudad de Bs. As este domingo. ¡¡Que se vayan todos!!

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