Contra la guerra imperialista

Los bombardeos de EEUU sobre instalaciones nucleares iraníes aportan una nueva e impredecible escalada en la guerra inter imperialista.

Una guerra en la que el denominador común es la violación de todo tratado internacional y de las leyes que el propio imperialismo adoptó para las confrontaciones militares, lo que implica que los acontecimientos, y las consecuencias de los mismos, sean de una magnitud diferente a lo que ya el mundo ha conocido.

Durante esta semana, medios como The Economist, alertaban de una puja en el seno del gobierno estadounidense respecto de qué conducta debía asumir el mismo ante el imperativo del primer ministro israelí para que EEUU se involucre directamente en la contienda.

Allí se marcaban dos posiciones claramente diferenciadas: la de los llamados “halcones” republicanos, que empujaban la intervención, y la de los sectores nucleados en el movimiento MAGA que estaban en contra de esa postura. La decisión de bombardear los territorios de Irán donde se asentaban sus instalaciones nucleares, ratifican la imposición de la postura de las facciones del capital que buscan, a través de la guerra abierta, “solucionar” la crisis capitalista a través de la destrucción a mansalva y masiva de fuerzas productivas.

Al mismo tiempo que se traman nuevas configuraciones regionales, en medio de disputas por negocios (y no sólo los de las guerras) y territorios, en el marco de la lucha que se está librando por la hegemonía mundial en el capitalismo.

Esta división se venía manifestando en las conversaciones diplomáticas que el propio gobierno de EEUU y algunos gobiernos de la UE venían sosteniendo con el gobierno iraní. Los ataques, de Israel primero y ahora de EEUU, han dinamitado esa vía, poniendo en riesgo seriamente la vida de millones de habitantes de los pueblos de esa región del planeta.

Sin embargo, no todo es geopolítica. Es insoslayable mencionar que la reacción del gobierno de Trump se da en medio de una situación interna de ese país en el que las manifestaciones de masas contra su política anti inmigratoria han sido multitudinarias, aun después del despliegue del ejército para sofocar las protestas en Los Ángeles.

Lo mismo ocurre con Israel, cuyo régimen genocida contra el pueblo palestino venía sumando rechazos masivos (y hasta pronunciamientos de distintos países hasta ayer sostenedores de esos crímenes); un proceso de rechazo y desenmascaramiento de las mentiras del Estado sionista inédito desde la creación del mismo.

La lucha de clases al interior de los países, el rechazo de los pueblos al genocidio en Palestina y a la guerra imperialista, determinan que sectores de la oligarquía financiera mundial ensayen una “fuga hacia adelante”, intentando tapar con el dedo de la guerra el sol de la lucha de los pueblos contra las consecuencias gravosas de sus políticas.

Párrafo aparte merece la inconcebible y bruta alineación del gobierno de Milei con las políticas guerreristas de EEUU e Israel, apoyando incluso los últimos bombardeos, que involucra a nuestro país en una conflagración en la que nada tiene que ver nuestra clase y nuestro pueblo. Todo lo contrario, esa implicancia está rodeada de mayores condicionamientos y prebendas de negocios a favor de esos países.

Nuestro Partido condena esa postura y la guerra imperialista que se desarrolla en la región de Medio Oriente.

Se solidariza con los pueblos de esa zona que serán los directamente afectados por la irracionalidad del capital financiero mundial.

Vuelve a pronunciarse por el fin del genocidio contra el pueblo palestino.

Y volvemos a afirmar que la política efectiva de la clase obrera y pueblos del mundo es intensificar la lucha de clases en cada uno de nuestros países como camino para socavar la legitimidad y la estabilidad de los gobiernos imperialistas, sus aliados, y todo régimen que irresponsablemente lleve a sus pueblos al sufrimiento y la barbarie de la guerra, que nada tiene que ver con sus intereses inmediatos e históricos.

 

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