Hace unos días publicamos por estas páginas que la guerra es un negocio siniestro 1, explicando cómo para los capitalistas las guerras no son vidas perdidas, sino rentabilidad ganada.
Pero el negocio de la guerra también tiene su repercusión local. Si bien la exportación de petróleo desde Vaca Muerta no es relevante en cuanto a su peso mundial, lo cierto es que las noticias de la guerra fueron tomadas con repugnante alegría por los inversores del sector, quienes vieron cómo el precio del barril del petróleo que venía cayendo como producto de la crisis capitalista estructural, repuntaba “gracias” a la guerra, gracias a la masacre de vidas 2 3
La llamada “guerra de los 12 días” terminó, pero no terminaron las guerras, en tanto son una necesidad del capitalismo para sostener este sistema fatídico inmerso en una crisis sin otro retorno (para el capital) que la destrucción de fuerzas productivas, seres humanos principalmente.
Y tal como lo reconoce Montamat (ex secretario de energía) “En un mundo con guerras y mayores tensiones, la geopolítica desplaza a la economía en la cotización de los precios del petróleo. A mayor incertidumbre sobre la evolución, alcance y desenlace, mayor impacto en el alza de las cotizaciones. Si el conflicto desescala, vuelven a predominar los fundamentales del mercado: oferta, demanda e inventarios. Allí los futuros vienen a la baja, con un ICE Brent que cotiza por debajo de los US$60 el barril para fines de 2026”
Es decir que, en un mundo en el que la crisis produce que la economía mundial esté en un proceso de ralentización, los precios del petróleo (por ejemplo) bajan; pero ante la inestabilidad y la guerra, el mercado del petróleo se acelera, y vuelven a llover las ganancias capitalistas, ganancias regadas en sangre.
Frente a este panorama de inestabilidad global, con 56 conflictos bélicos en curso y los que se pergeñan para el futuro, como afirma el mismo CEO: “No habría ningún motivo para que el precio del petróleo suba ni para que tenga oscilaciones fuertes. Si esas oscilaciones ocurren es estrictamente por la situación bélica”; y “Si hoy estamos irrumpiendo en el mercado petrolero internacional como exportador y sube el precio, somos ganadores netos” 4
Es en este contexto que se da el fallo que condena al Estado Argentino a pagar 16 mil millones de dólares a los que compraron los derechos litigiosos a los accionistas de YPF por el incumplimiento de la oferta pública de adquisición de las acciones que tenía Repsol (cuestión que excede el marco de esta nota), poniéndose como garantía el 51% de las acciones de la empresa petrolera que estaban en manos del Estado que tampoco cubren el valor del monto fijado en concepto de indemnización. Es decir, que lo que se hace es reprivatizar YPF (sin considerar aquí tampoco las implicancias de la supuesta estatización de entonces), esquivando el costo político de hacerlo a través de una decisión del ejecutivo.
Pero en lo que nos interesa, este fallo, sumado a la Ley Bases, provoca que, si al capital le conviene, sea posible exportar el combustible sin considerar el abastecimiento local.
Por un lado, la Ley Bases elimina la prioridad legal del abastecimiento interno, permitiendo que las petroleras exporten libremente; el Estado sólo puede objetar exportaciones en plazos breves y bajo condiciones específicas.
Pero por el otro, con el traspaso de las acciones, las decisiones estratégicas pasan a manos del capital privado, incluyendo a qué mercados se dirige la producción, que precios se fijan y que inversiones se priorizan, es decir: exportación o abastecimiento local.
Esta reprivatización de la empresa, encubierta tras un fallo judicial, está enmarcada en el plan ya anunciado por Milei de convertir a YPF en una sociedad anónima (sin participación estatal), pero ese plan, viene de la mano de la reestructuración de la empresa, para hacerla “rentable”, lo que en la práctica, y como ya sabemos los trabajadores, significa arremeter contra nuestras condiciones de vida.
Marín, el Presidente de YPF se refiere al plan como “YPF 4×4”, que básicamente plantea concentrar la producción en el shale y el GNL para exportación, para lo cual se acordó el préstamo de U$S 2000 millones que pagará el pueblo argentino, para construir la infraestructura que permita que las petroleras aumenten las exportaciones de petróleo en unos U$S14.000 millones; con petróleo que se sacará por Río Negro, más precisamente en Sierra Grande; donde además, ya se garantizaron con el cuento del “hidrógeno verde” (del que no se volvió a hablar), que sea declarada zona franca y, por lo tanto, libre de impuestos. 5 6
También en ese sentido va el cierre de operaciones de los pozos de convencional y los despidos ya anunciados en Santa Cruz y Chubut. Estos serían los puntos 1, 2 y 4, considerando la infraestructura para el GNL, del planteo de Marín.
El punto que realmente les interesa es el tercero: «mejorar los costos operativos, agilizar la logística y ganar tiempo en toda la cadena de valor.” En este sentido, ya se están dando de baja los contratos que tienen que ver con el control de los pozos y otras actividades tercerizadas.
A fin de evitar el costo político lo están haciendo por medio del ofrecimiento de “retiros voluntarios” que no son voluntarios en lo más mínimo y asegurándose que sean aceptados con la directa intervención del sindicato, que como siempre juega para las patronales; dado que son los propios “delegados” (que para el caso del petróleo no son delegados sino soldaditos de las petroleras) los que les imponen a los trabajadores que “hay que reducir los puestos” y tratan de dorarle la píldora a los compañeros con ofertas grandiosas que, entendemos, no son más que espejitos de colores para que aceptemos; total una vez que aceptaste ya está, y si aceptaste el retiro “olvidate de luchar”, o al menos eso es lo que pretenden. En definitiva, lo que condiciona sus negocios es la lucha de clases.
Agreguemos que esta “mejora de costos operativos” es la que se cobra la vida de la clase trabajadora en los pozos y refinerías, lo saben bien los familiares de los trabajadores víctimas de la refinería NAO.
Como puede verse, el capitalismo hace negocios y se sostiene sobre nuestras vidas, a través de los estados a su servicio y con la complicidad de los sindicatos: son los estados los que hacen guerras de reparto de negocios que convienen a las ganancias del capital monopolista; les permiten también tomar deuda para la infraestructura que necesitan y que pagaremos nosotros; y les establecen zonas libres de impuestos mientras a nosotros nos aumentan cada día más; y es el sindicato el que les garantiza la “paz social” para que no pataleemos cuando cierren lo que deciden abandonar o nos despidan porque ya no servimos.
Ellos cocinan sus negocios, nosotros debemos tomar en nuestras manos la resolución de nuestros problemas, enfrentarlos, que no puedan llevar adelante sus planes de hambre como pretenden y eso sólo podremos hacerlo en unidad, organizándonos por abajo, sin creer ni en sus políticas electoraleras, ni en sus jueces, ni en sus leyes, ni en sus sindicatos. Sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas cómo trabajadores.
1 https://prtarg.com.ar/2025/06/24/la-guerra-es-un-negocio-siniestro/
2 https://www.iprofesional.com/energia/431169-momento-historico-para-vaca-muerta-como-im pactara-la-crisis-de-medio-oriente
3 https://www.lanacion.com.ar/economia/medio-oriente-como-la-guerra-puede-beneficiar-a-va ca-muerta-nid23062025/
4 https://www.perfil.com/noticias/canal-e/daniel-montamat-no-habria-ningun-motivo-para-que- el-precio-del-petroleo-suba.phtml
5 https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2025/07/08/216663-las-empresas-se-aseguraron-los-fondo s-para-el-oleoducto-y-el-puerto-que-haran-en-rio-negro
6 https://www.lanacion.com.ar/economia/las-petroleras-consiguieron-us2000-millones-para-hacer-la-obr a-privada-mas-grande-de-los-ultimos-20-nid08072025/