19 de julio: Mario Roberto Santucho


Este 19 de julio se cumple un nuevo aniversario de la caída de nuestro Secretario General histórico, Mario Roberto Santucho, y de las compañeras y compañeros Ana María Lanzillotto, Liliana Delfino, Benito Urteaga, Domingo Menna y Fernando Gertel.

La historia revolucionaria, tanto de nuestro país como del mundo, intenta ser adormecida por el enemigo de clase cuando propina golpes tan severos como el acontecido aquel día. La burguesía cree cerrar los caminos de la lucha por la emancipación social descerrajando su odio de clase. Sin embargo, esa misma historia está repleta de ejemplos en los que las caídas, por duras que signifiquen, sólo representan jalones de un recorrido al que los pueblos siempre regresan, por más que se los intente acallar, asesinar, desaparecer.

Porque eso es lo que la dictadura creyó. Que, asesinando a Santucho y a aquella dirección revolucionaria, se acababa la revolución en la Argentina.

Pero aquella dirigencia, que nació y se forjó al calor de las luchas de la clase obrera y el pueblo, dejó semillas que, a pesar de los retrocesos y las derrotas, siguieron y seguirán germinando, haciendo material el verdadero legado de esa generación de revolucionarias y revolucionarios.

Esa herencia política está sintetizada en tres grandes andariveles. Simultáneos, paralelos y unidos por un único hilo conductor: la lucha por el poder y el socialismo en la Argentina.

Santucho y nuestros fundadores fueron clarísimos al plantear a la clase obrera como la clase de vanguardia para la revolución; que ese papel debía ser protagonizado por la propia clase adoptando y llevando a la práctica las ideas liberadoras de la revolución social, con políticas que reunieran en una férrea unidad a todos los sectores explotados y oprimidos; y que para ello era indispensable construir el partido de la clase obrera, el colectivo organizado y consciente que organizara la lucha de clases.

A partir de allí todas las políticas, todas las iniciativas, todas las metodologías de lucha y organización serían posibles. De lo contrario, la lucha de clases seguiría el derrotero que la propia burguesía marcara.

Esta sentencia histórica es la que no han podido borrar, a pesar de las difamaciones y los ocultamientos, porque siempre, siempre, hubo, hay y habrá nuevas camadas de revolucionarias y revolucionarios que, a pesar de las dificultades, están y estarán dispuestas a hacerse cargo de esas responsabilidades.

Hoy, en cada acción de lucha, en cada pintada, cada volanteada, cada encuentro con nuestra heroica clase obrera y nuestro heroico pueblo, llevando las ideas y las tácticas revolucionarias al seno de la clase de vanguardia, estamos haciendo honor y lealtad a nuestros fundadores. Porque la revolución en la Argentina necesita que esa clase recupere su conciencia como tal, avance en la conciencia revolucionaria y adopte las conductas indispensables para jugar su papel de dirección política de todo el pueblo. Y con ello, la construcción del partido proletario, del partido de la revolución.

Desde esta perspectiva recordamos y honramos a nuestra dirigencia histórica en un día como hoy. Recuerdo que no es evocación de tiempos “gloriosos”, sino inspiración para realizar las tareas que nos tocan como partido revolucionario en este presente de acción y construcción de la herramienta estratégica para la revolución, donde se sintetiza el pasado y el futuro de la lucha por el poder y el socialismo.

Compartí este artículo

Deja una respuesta