MANAOS y la complicidad del SUTIAGA (Sindicato de Aguas Gaseosas)


En Manaos, como en todas las empresas, hay súper explotación.

Se pagan las horas extras en negro, horas extras que son obligatorias. No se paga el aguinaldo de dichas horas realizadas; no se pagan los adicionales que marca el convenio colectivo de aguas y gaseosas, cada vez se exige más y más.

Comenta más de un compañero: “cada vez volvemos peor a nuestras casas”.

El dueño de la fábrica, Orlando Canido, siempre se negó a pagar lo que corresponde, argumentando que si lo hacía se iba a fundir frente a la competencia (normalmente nombra a Coca Cola). Sin embargo, no para de comprar líneas de producción de última generación, no para de agrandar la planta gastando millones. De hecho, cada vez vende más.

Los obreros se dan cuenta enseguida de eso porque en invierno, que es cuando menos se vende, la baja de la productividad no ha sido tal y aparte se ve cómo desfilan los camiones todo el día.

A esto hay que sumarle que acaban de comprar, hace pocos días, la empresa de gaseosas Cunnington.

Mientras a ellos les va cada vez mejor, a los obreros les va cada vez peor.

Esto no sería posible sin la complicidad del gremio, SUTIAGA, que hace oídos sordos a los reclamos de años y que, cuando hay despidos, desaparecen. Y, además, vienen firmando paritarias a la baja, situación que repercute en el bolsillo de cada trabajador y de sus familias.

Pero son tiempos de campañas. Se vienen las elecciones de delegados y toda maniobra sirve para lavarse la cara un poco. El día sábado 23 de agosto la empresa echa a un compañero del sector de la carga de camiones (cosa que podría ser tomada como “normal”, a como se manejan siempre las cosas).

Lo que llamó la atención fue la rápida respuesta del gremio, llamando a un paro que se resolvió en minutos por ellos mismos (sin asambleas de por medio ni nada), y así como se resolvió parar, también se levantó el paro. En menos de una hora se había reincorporado al despedido.

Al rato, llegó la cúpula del gremio para hablar con los trabajadores del sector que estuvo de paro.

Mediante esa acción, lo que buscaban era meter miedo. Así lo ratificaron ellos mismos. En pocas palabras, dijeron mucho. Que gracias al despido también pudieron reclamar otras cosas (supuestamente baños); que otras veces no lo han podido hacer porque el dueño de la fábrica es un tipo poderoso y por ello se han tenido que bajar los pantalones en más de una ocasión; que no hagan nada por su cuenta y que laburen tranquilos, porque los únicos que toman decisiones son ellos (el gremio), ya que si hubiera más despidos ellos no van a hacer nada.

Nunca mejor aplicado el dicho: “a confesión de partes, relevo de pruebas”.

Los jerarcas del sindicato asumen que se bajan los pantalones (seguro que por unos cuantos billetes) y que las decisiones las toman ellos. Sin más, es lo que ha pasado todos estos años y por lo que el conjunto de los laburantes sufre las consecuencias.

Quedan a las claras las maniobras de la empresa y el sindicato, siempre actuando en conjunto contra la masa de trabajadores. Saben que la bronca por los atrasos salariales va en aumento. Quieren curarse en salud y advertir que las cosas se hacen como ellos mandan.

Precisamente, todo lo contrario, es lo que tienen que hacer los laburantes.

Hay que recuperar los derechos políticos para organizar las fuerzas como conviene a los intereses obreros, y no a los de la empresa.

Sacarse de encima a los que vienen entregando y transando hace años. Organizar las fuerzas desde la base, con los compañeros que trabajan todos los días, ejerciendo una democracia directa para decidir y ejecutar las decisiones, sin ponerlas en manos de los que transan para su propio beneficio.

Porque, al fin y al cabo, son los que producen las ganancias para que ellos se la lleven toda, vivan la gran vida, mientras a los laburantes les cuesta cada vez más sostener a sus familias.

Hay que dar vuelta las cosas porque, hasta aquí, los que dicen defender al trabajador, “se bajan los pantalones” para asegurar que la empresa aumente sus ganancias, expanda sus negocios, todo a costa del sacrifico de la clase obrera.

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