Un anuncio estridente, del cual no sabemos lo más importante. No podemos porque sencillamente Repsol pasará a manos del Estado luego de un fuerte apretón de manos de nuestra presidente con Obama. Más allá del cántico de sirenas esta nacionalización está apuntalada por un sector de la oligarquía financiera que somete y pone de rodillas ingentes capitales a nivel planetario. ¿Qué bancos apoyan la decisión? ¿Qué petroleras conviven con con este proyecto? ¿Por qué no se mencionan sendos proyectos de capitales establecidos en EEUU e Inglaterra en torno a la exploración, explotación y comercialización? No está muy claro de dónde salen y saldrán los capitales, pero lo cierto es que nuestro pueblo pagará la “nacionalización” y los costos de la extracción y exploración a través del mecanismo de la Estatización, dejando intacta la ganancia del negocio a los nuevos dueños.
Si ponen al zorro en el gallinero, nos referimos a De Vido, se reafirma la idea de que el Estado actual no puede “nacionalizarse”. Es un contrasentido. Este Estado le pertenece a los monopolios, no estamos en la época en donde el Estado burgués, el Estado capitalista podía favorecer el desarrollo una burguesía nacional, porque a ella pertenecía, generalizando así su proyecto burgués para erigirse en caudillo de un proceso capitalista nacional.
Este señor es la máxima expresión de un hombre de los monopolios, un ministro de los monopolios que, con el extinto presidente Kirchner y la actual presidenta quienes aprobaron y fomentaron la privatización de YPF con Menem y todas las políticas posteriores a favor de los monopolios, en todos estos años dio muestras de su lealtad al capital financiero, que desde el Estado pergeñó todas las políticas de entrega del patrimonio generado por nuestro pueblo.
No hay vuelta atrás, no es una medida popular o una medida que le convenga al pueblo, no es una medida que mejore la propuesta de privatizaciones, no es una medida que desarrolle el “mal menor”. Es una medida de la oligarquía financiera para concentrar y centralizar capitales que en el contexto internacional se encuentran en extrema debilidad.
Esta “nacionalización” es una guerra intermonopólica, desde un Estado Monopólico, es una guerra entre ellos para apoderarse aún más de recursos de todo el pueblo.
Nuestra clase obrera y nuestro pueblo no seremos furgón de cola.
No entramos a debatir en el terreno que nos proponen: que si “privatizaciones” o “nacionalizaciones”. Salimos a denunciarlos, a decirles que ninguna de estas maniobras del capital financiero logrará una tregua en la lucha y en la movilización. Haremos el acento precisamente en lo que el poder no menciona y mucho menos el coro de alcahuetes que traicionan los destinos de nuestra patria.
La lucha por el salario, la lucha por mejores condiciones de trabajo, la lucha por insertar a la planta a decenas de miles de trabajadores petroleros, también afectarán estas maniobras de apoderarse de recursos y capitales sustraídos de la recaudación pública.
Estas luchas, las haremos desembocar con luchas y conquistas políticas que cotidianamente desenmascaren la prepotencia y embestida de furiosos capitales planetarios y se desarrolle desde allí una salida revolucionaria hacia la construcción de un Estado revolucionario.
No hay que dejarlos en paz con sus mentiras y miserias, hay que redoblar la propuesta de lucha en todos los terrenos, esa es la única nacionalización posible en la época en que los monopolios se apoderaron del Estado
Tenemos que tener firme el timón, nuestra posición es una posición de principios que no se negocia bajo ningún concepto y bajo ninguna especulación política que pueda rosarse con el oportunismo o subestimación a nuestro pueblo.