Hoy festejamos su nacimiento como seguramente hubiesen querido esa camada de revolucionarios que le dieron vida.
Hoy es un día de lucha, de organización, de preparación de fuerzas, de charlas, reunidos con familias del pueblo.
¡Qué honor sentimos pertenecer a estas filas!
¡Qué honor sentimos de haber tenido y tener los compañeros de lucha!
¡Qué honor de ser parte de esta gesta revolucionaria junto a nuestra clase obrera y nuestro pueblo!
Los vientos comienzan a correr a favor de la revolución y en ese camino nuestro festejo por la fundación de nuestra fuerza incluye a todos los revolucionarios de nuestra patria, a todos aquellos que de una u otra manera se opusieron y se oponen al enemigo de nuestro pueblo, la oligarquía financiera y el Estado capitalista que les pertenece.
Nuestro Partido valora este día muy especial, entendiendo que es una fundación que pertenece a todos los revolucionarios, a los obreros explotados, a los asalariados oprimidos, a los trabajadores en general, a los estudiantes, al pueblo que lucha por la vida y que lucha por su dignidad.
A veces sucede que cuando una lucha no puede concretarse en este día, o que por alguna razón de fuerza mayor el recordatorio no se expresa como tradicionalmente se puede expresar es porque sabemos que las horas extenuantes de trabajo nos exige un recordatorio de presencia al lado de la máquina, o donde nos encuentre pero siempre conspirando contra el sistema.
Ese ánimo, ese espíritu nos envalentona a sabiendas que nos rodean la experiencia de una clase y la experiencia propia de nuestra fuerza.
La lucha que embanderaron nuestros compañeros en tantas décadas, en los marcos de un pueblo y de vanguardias extendidas en esa misma dirección, están dando nueva expectativa al camino de la revolución, nuevas camadas de jóvenes revolucionarios sienten una nueva expectativa por lo que se viene, camadas enteras encuentran en la lucha un nuevo sentido a la vida.
En esta jornada de lucha recordamos a nuestros fundadores.
A los Robi, a los Urteaga, a los Menna a los centenares de miles que por generaciones dieron todo por la revolución.
Le damos un sentido espiritual y de respeto a todo lo que ellos soñaron y que llevaron adelante con tanta convicción.
Es entonces cuando nos emocionan gestos de madres, abuelas que confiando en las ideas revolucionarias alientan a sus hijos a luchar, a oponerse contra todo tipo de injusticias, a formar parte de una gran ola que se irá desarrollando al compás del enfrentamiento al sistema capitalista.
Cuando esto comienza a pasar, cuando ese amor sucede, es porque la revolución comienza a calar muy hondo.
¡Vivan los fundadores de nuestro Partido!
¡Viva el PRT!
¡Viva la revolución!
¡La revolución está en marcha!