Cuando una mercancía está detenida en un estante del supermercado a la espera de que alguien la compre no termina de realizarse el negocio. Para que esto se produzca es necesario venderla sí o sí. Una parte de ese gasto se dirige a la propaganda para acelerar el recorrido de camino. Millones y millones de dólares tirados a la basura.
Cuando una semilla espera el proceso natural para que se transforme en una materia prima o sirva para el consumo alimentario se necesita un tiempo en el cual la venta aún no se realiza y por lo tanto se está a la espera de concretar el negocio.
De lo que se trata en el sistema capitalista es de achicar los tiempos “muertos”, es decir la venta del producto tiene que estar muy cerca de su elaboración, cuanto más tiempo pase sin venderse menos rotación existe del producto y por lo tanto produce ganancia más lenta.
Para lograr este “milagro” es necesario forzar y violentar la naturaleza. Pero el capitalismo no mide consecuencias, y por tanto, esquilma a las dos fuentes de riqueza, la tierra y el hombre, para lograr su objetivo de rápidos negocios.
Nos queremos detener en esta fase del negocio, sin subestimar otras etapas del mismo.
El gobierno de los monopolios ha cerrado un serie de negocios: Monsanto, Aerolíneas, YPF-Chevron (sólo hacemos referencia a los últimos) y así podríamos enumerar infinidad de los mismos, para acelerar la realización de las fabulosas ganancias.
Las semillas transgénicas de Monsanto (y otras), las perforaciones de Chevron en Vaca Muerta Neuquén y la absorción que realizó Skyteam de Aerolíneas Argentinas tienen como objetivo central realizar ganancias rápidamente forzando la tierra, dilapidando riquezas como el agua, y establecer normativas internacionales que concentren el consumo de productos inservibles para el uso humano rápidamente. En todos estos últimos negocios el Hombre tiene que ser más exprimido, tanto en su explotación y opresión como en la marginación a la que se ve diariamente sometido.
Desde la riqueza natural misma hasta la venta de la mercancía, el tiempo “muerto” tiene que ser lo más breve posible y este gobierno está respondiendo al mandato, pretende ganancias en forma más acelerada en ese proceso productivo.
El derroche, la corrupción y otras violaciones sociales y naturales son propios del sistema.
Lo importante es vender, hacer negocio. El interés presente y futuro de 40 millones de compatriotas no es el objetivo. Nuestra presidente dijo en su diálogo “fructífero” con Monsanto y públicamente, que ni sembrando todo el país con viejas técnicas se resolverían los problemas alimentarios.
Lo que se “olvidó” de decir la señora presidente es que el destino de lo producido es acelerar el ciclo de circulación del capital para así realizar la ganancia rápidamente y volver al ruedo con más capital y acelerar un paso más la marcha de realización de la ganancia. “Gracias” a Monsanto y otros, las verdaderas y avanzadas técnicas de producción en función de la población son vapuleadas, el producto que llega a nuestro organismo, al consumo alimentario está plagado de elementos que perturban la salud humana, arroja al vacío a millones de personas que deberían estar incluidas en nuevas aplicaciones productivas agroindustriales que sirvan a la población.
Para llevar adelante este proyecto, el gobierno de los monopolios, además de violentar al Hombre, a la Naturaleza, está violentando la paciencia social. stEl hartazgo que recorre a todo el pueblo le está poniendo los límites a la anarquía a la que lo conduce el poder de los monopolios. Ee es el contexto de la extendida protesta social. Aquí radica la crisis política del gobierno y de las instituciones del Estado.