El gobierno de Corrientes venía retrasando el pago de los haberes de los trabajadores estatales y las jubilaciones y pensiones, argumentando que “la Nación no le estaba mandando la plata”. Así fue atrasándose y atrasándose hasta llegar al inicio de este mes.
El lunes 1° de marzo, las colas en todos los bancos se hacían inmensas porque se sumaban todos, los que debían ir cobrando de acuerdo a los diferentes topes; la gente iba llegando y llegando y la respuesta que se escuchaba era que “todavía no depositan”…; hasta que en un momento, después de estar varias horas, una voz se planta y dice: si queremos cobrar tenemos que cortar.
Y como un reguero de pólvora, en cada cajero, en cada banco del centro de la ciudad en el que se juntaba la gente esperando cobrar, la respuesta fue la misma: todos decididos a cortar directamente el tránsito hasta que apareciera la plata.
Uno caminaba una cuadra y veía a la gente cortando, daba la vuelta la esquina, y otro corte; dos cuadras más allá: más gente cortando por lo mismo…Si hasta parecía que se habían puesto de acuerdo todos, aunque nadie había dicho ni una palabra. La sensación que recorría las calles era: esto no va más, hasta acá, así no podemos seguir.
En ese momento, todos los autos quedan encerrados y ese radio céntrico de alrededor de 15 manzanas queda prácticamente sitiado por toda esa movilización popular que hacía sentir que “el gobierno se tiene que dar cuenta que tenemos que cobrar sí o sí”.
Eran alrededor de las 10 de la mañana y había pasado apenas una hora, el sol apretaba fuerte en la capital de la provincia, hasta que una persona prueba con su tarjeta y sale a viva voz diciendo: “¡¡apareció la plata!!”
La sensación generalizada era la del deber cumplido, “ve, a estos si no los apretamos no nos escuchan”, decía una señora pronta a cobrar su sueldo. Un estado de ánimo tremendo puesto en acción, había conquistado lo que por otro camino hubiese sido un calvario.
Por un lado se había quebrado la especulación que pretendía llevar adelante el gobierno tratando de ganar un par de días –y trabajar con nuestra plata, por supuesto-; y por el otro, se ponía en las calles un claro freno al gobierno provincial que viene haciendo circular la versión que “como no tiene plata empezaría a empezar a pagar con bonos”.
Un nuevo golpe para una administración que ya no tiene respiro y que asumió hace apenas tres meses.