La presidenta volvió a enojarse por la discusión sobre los destinos del dinero recaudado por el Estado Nacional.
No hay institución política que la propia burguesía no cuestione. Escupir para arriba no sólo es el deporte preferido del gobierno sino también el de toda la “oposición”. La justicia, el parlamento y el gobierno se endilgan responsabilidades, se atacan mutuamente, y juntos contribuyen a profundizar el desprestigio que sufren frente al pueblo.
Esta crisis política no sólo refleja la distancia que se acrecienta cada día entre las instituciones del Estado y las representaciones políticas de la burguesía por un lado, y el pueblo con sus necesidades y aspiraciones a cuesta por el otro, lo cual les hace perder credibilidad.
La crisis política radica también en que cuando las masas presionan y se movilizan como lo están haciendo por sus salarios y otras reivindicaciones, se acrecientan las divisiones entre los sectores dominantes y entonces todo se vuelve discusión, palos en la rueda, marchas y contramarchas, desconfianzas, desautorizaciones, forcejeo para que los negocios se hagan de una forma y contraforcejeos para que se hagan de otra, etc.
Cuando decimos que es ahora el momento de avanzar en las luchas por los salarios y todos los reclamos pendientes, es más referido a esta debilidad que a cualquier circunstancia económica que pueda aprovecharse por determinada situación productiva singular.
El punto sensible es éste y es allí en donde debemos incrementar todos los esfuerzos.
La lucha por el salario explica así su contenido político nacional y su esencia unitaria.