Los aceiteros, con su lucha, clavaron un aumento de más del 25% y un sueldo básico de $ 7.564,00 para la categoría más baja.
Con esto, las pretensiones del gobierno y de los monopolios comienzan a deshacerse y los límites a los aumentos de sueldo quedan superados nuevamente como se viene logrando desde hace varios años en nuestro país.
La clave de todo esto es la decidida lucha y la movilización. Es el estado de ánimo combativo de las masas trabajadoras que arremeten contra los cercos que intentan interponer desde el Estado.
Además, se logró una suma fija de $ 5.850 y que el aumento de salarios sea otorgado con retroactividad al mes de enero recientemente pasado y de una sola vez, es decir, no en cuotas que diluyen lo logrado.
Este es un antecedente extraordinario que servirá de incentivo al resto de los trabajadores de todo el país.
La burguesía está débil, no puede resistir los embates de la clase obrera. Los trabajadores tenemos que leer esa situación y pararnos sobre la misma para enfrentarlos.
Lo central es que en cada fábrica, parque industrial y región, los trabajadores generalicen el estado deliberativo, la agitación, la movilización y las medidas a tomar a partir de cada empresa, con la confianza que en cada punto del país, por más distante que se encuentre de la fábrica que se trate, se está luchando por el mismo objetivo.
Se ha abierto una picada en medio del monte. Ahora hay que agrandarla y convertirla en avenida por donde transite el huracán de la clase.
La clase obrera y los trabajadores en general estamos en condiciones de conquistar y arrasar con las trabas que el gobierno, los monopolios y las instituciones del Estado quisieron poner a la dignidad.