“Este 20 de marzo pasado, en la sede local de la UOM se conmemoró un aniversario más del Villazo. En esta ocasión, se inauguró un museo sobre los desaparecidos y muertos por la dictadura en Villa Constitución”.
Con estos términos –o parecidos- reflejaron las notas periodísticas los sucesos. Esas voces, no dejan de ser una parte más del enjambre de información con la cual nos bombardean día a día, si no fuera por algunos detalles que es necesario aclarar, para algunos desprevenidos que pudiesen no estar al tanto de los hechos.
El 16 de marzo de 1974, luego de una lucha que incluyó la toma de la Planta de Acindar, con los gerentes adentro, con los obreros haciendo guardia estricta y rotativa por turnos, en un claro ejemplo de la disciplina de la clase, con el total apoyo y paro de las Plantas de Villber, Marathon, Varassi, Lagos, Metcom (actual Paraná Metal) y todos los talleres chicos, la textil Cilsa, los portuarios, Junta Nacional de Granos, aceiteros, madereros, bancarios, telefónicos, correos, alimentación, etc.. O sea, todos los trabajadores de Villa Constitución y las zonas aledañas; sumados al comercio y a los ferroviarios, que extienden el paro a las localidades de Empalme, Fighiera, Pavón, Arroyo Seco, etc. Como así también los campesinos y huerteros, todos apoyando este paro liderado por la clase obrera.
Se triunfa obteniendo las elecciones libres, echar a los “delegados normalizadores” (interventores mandados de Bs. As por la UOM central), reconocimiento de los días caídos, reincorporación de 11 compañeros despedidos (lo que marcó el comienzo de la lucha) y el reconocimiento de los cuerpos de delegados de Acindar y de Marathon. En síntesis, un triunfo total de la clase.
El 20 de marzo de 1975, en un ensayo de lo que sería la trágica dictadura iniciada en el 76, y aún con el gobierno de Isabel Perón, la ciudad es virtualmente sitiada e invadida por el ejército, que revisando casa por casa, con la anuencia del poder político y la información suministrada por los monopolios, persiguieron y capturaron a casi la totalidad de los cuerpos de delegados de la UOM, encarcelándolos, torturándolos y “desapareciendo” y asesinando a 33 compañeros.
Luego de esta brevísima reseña, los obreros y el pueblo de Villa nos preguntamos: ¿Por qué este año, se conmemoró el 20 de marzo y no el 16, como históricamente se hace desde la caída de la dictadura?
Claro que esto se aclara desde el momento en que la nueva directiva de la UOM local, alineada con Caló, invitó a (entre otros) el Sec. de DDHH de la Nación, M. Fresneda, a la subsecretaria, el ministro de Justicia y DDHH de Sta. Fe, J. Lewis, al Dip. Nac. O. Barchetta y a otros zánganos parecidos, más los cuerpos de delegados y representantes de otros gremios de la CTA. ¿Obreros? ¿Para qué?
Y el acto tan sentido por toda la clase obrera de Villa terminó siendo un acto K donde, por ejemplo, el Sec. Adj. de la UOM Campana elogió las conquistas recuperadas por los obreros a partir del 2003 para acá. Claro que no enumeró cuales fueron.
Y mientras estos personajes se bañaban en su propia baba, los obreros, en las fábricas y talleres se preguntaban:
¿Dónde estaban estos, por ejemplo, en la larga lucha de los compañeros de Paraná Metal, donde se perdieron más de 1.000 puestos de trabajo?
¿Dónde están estos, cuando se organizan las asambleas y movidas como se están haciendo en las plantas por el impuesto al salario y las paritarias?
¿Dónde están estos, cuando enfrentamos las políticas de explotación que se cagan en la salud y el físico de los compañeros y cuya lucha se da día a día en cada puesto de trabajo, en cada sector, en cada taller?
¿Dónde están estos, cuando nos juntamos (como “en aquellos tiempos”) fuera de la fábrica, unidos a los talleres y las contratistas, gestando las bases de las nuevas organizaciones?
Por supuesto que no están. Porque están cada día más lejos de la clase, están en sus miserias y mentiras, tan lejos están que el Sec. Gral. de la seccional de V. Constitución, H. Ibarra, pidió a los concejales que decreten el 20 de marzo feriado local, ¡¡el día de la represion!!! Así de lejos están.