Muchos años de luchas implicaron nuevas conquistas. El Estado y sus gobiernos sufrieron infinitas embestidas, desde las más pequeñas, cotidianas……las que duelen aunque no se vean y de las otras, las grandes, que son resultado de acumulación cuantitativa y cualitativa.
Muchos años atrás viejas consignas revolucionarias llamaban a la lucha, asimismo y en un tono genérico se llamaba a la unidad del pueblo.
¿Qué nos dijo la experiencia? que la propia práctica de nuestro pueblo y la confianza de los revolucionarios en él sirvieron para encontrarnos ante nuevas etapas históricas de nuestra revolución.
Años en donde incipientemente se insistió en establecer a este Estado, como un instrumento de los monopolios. Todas sus instituciones teñidas con ese sello. Un Estado perteneciente a la clase burguesa, del cual emanan todas las directivas para la explotación de la clase obrera y la opresión a todo el pueblo.
En este proceso de luchas las ideas revolucionarias comenzaron a rodar más rápidamente que en épocas de calma y hoy aparecen nuevas inquietudes ante las nuevas responsabilidades que se plantean en la sociedad.
Entendemos que las viejas consignas de llamar a la lucha y a la unidad no dejan de tener fuerza, pero se hace necesario asimilar que ya nuestro pueblo está decidido a luchar y a conquistar, es ya un acto reflejo. De hecho, también los caminos de unidad se van tejiendo desde la experiencia práctica.
Se trata entonces de precisar hacia dónde vamos con las luchas con las conquistas logradas y con la disposición a la unidad en el enfrentamiento a la clase dominante.
Entendemos que la democracia directa es lo revolucionario de esta época histórica, que es desde esa experiencia que vamos realizando millones y millones de compatriotas que se están gestando las bases de una democracia revolucionaria. Sin embargo es tarea fundamental de los revolucionarios introducir en todo ese gran movimiento de lucha, de movilización y de enfrentamiento la idea que todo ello es la base de un proceso revolucionario y que lo que se necesita entonces es materializar esas fuerzas en fuerzas de poder popular.
Constituirse en poder popular, es decir El Estado de los monopolios tiene sus instituciones para explotarnos y oprimirnos, nosotros comenzamos a constituir nuestras instituciones de poder popular bajo la metodología ya generalizada de la autoconvocatoria y la democracia directa.
La solidaridad de nuestro pueblo con los inundados fue una señal clara de la capacidad de organización y disposición que existe y de la unidad expresada en una acción clara en donde el Estado de los monopolios y sus gobiernos estaban atando los negocios políticos y de los otros.
Las instituciones del pueblo revolucionario se están dando en todos los niveles, cuando aparecen nuevas comisiones internas que son producto de luchas autoconvocadas en fábricas, o establecimiento de todo tipo, se dan en los colegios, en las barriadas, por infinidad de reclamos en donde las instituciones no pueden aparecer.
Es un momento muy rico por lo que sucede y por lo que se está viniendo, pero se hace cada vez más impostergable plantear que las bases de una nueva sociedad están marchando con estas nuevas instituciones revolucionarias que nuestro pueblo está experimentando, que por allí viene el proceso, que no hay nada que inventar en la experiencia de generaciones que vienen luchando, se hace imprescindible darle institucionalidad a todo ello, que por allí está pasando la historia. Se hace necesario establecerse como órganos de poder popular contra lo instituido desde el Estado de los monopolios. Cuando hablamos de establecerse como instituciones de poder, estamos planteando ir adoptando con nuestras propias fuerzas (pueblo movilizado) todos los aspectos que ello requiere, incluso y a modo de ejemplo la seguridad de la población. Se trata de una práctica asamblearia, de democracia directa y contando con la experiencia organizativa que nuestro pueblo tiene y ha demostrado.
Profundizar localmente, en cada experiencia el poder popular y levantar la mirada, desde allí, desde esas luchas y organizaciones, vertebrar la unidad con experiencias similares ampliando la capacidad de poder para enfrentar al Estado de las minorías y establecer los cimientos del Estado revolucionario basado en el poder popular que estamos ejerciendo desde las experiencias cotidianas.