Ya se promulgó la nueva legislación que limita el sistema de medidas cautelares contra el gobierno y crea una instancia más para resoluciones judiciales.
Como siempre hacen la burguesía monopolista y sus gobiernos de turno, encubren sus políticas dirigidas contra el pueblo con un discurso a favor del pueblo.
Pero en realidad, lo que intentan es poner freno al avance arrollador de los pueblos.
En este caso, detrás de un discurso contra el Diario Clarín y “sus medidas cautelares”, lo que se buscó en realidad es eternizar los juicios contra el Estado. Darle legalidad a una situación ilegal que ponía al Estado como incumplidor de las sentencias judiciales.
Es lo que pasa, entre otras cosas, con los juicios de los jubilados que intentan cobrar el 82%.
Hasta ahora, los juicios duraban un promedio de entre 6 y 10 años. Aclaremos que esas sentencias eran las menos entre cientos de miles.
Con la nueva ley, esos pocos juicios que los jubilados ganen se prolongarán, como mínimo, dos años más.
De tal forma, el gobierno ha legalizado lo que hasta ahora estaba fuera de la ley de ellos mismos que es contraria a la constitución que ellos mismos defienden.
En definitiva, no respetan ni las leyes que hacen para perpetuar sus negocios y su poder. ¡Qué payasada! ¡Qué debilidad! ¡Qué crisis política que tienen!
Mañana, deberán cambiar esta misma ley porque hoy ya nace cuestionada por toda la sociedad, como están cuestionadas también todas las instituciones del Estado.
Lo mismo ha pasado con la “paz y el orden” que levantaba como bandera la última dictadura militar cuando en realidad lo que quería era sembrar el terror frente al pueblo para profundizar la entrega a los monopolios generalizando más caos económico y social -con guerra de Malvinas incluida-, en medio de un genocidio popular. Pasó con las privatizaciones del gobierno de Menem “para que haya mejores servicios y más baratos y el Estado no gaste”, entregando en realidad altísimos negocios a los monopolios que encarecieron todos los precios, no sólo de los servicios privatizados y aumentando los gastos del Estado a través de los multimillonarios subsidios a las grandes empresas. Y así podríamos seguir citando ejemplos de las resoluciones que los políticos burgueses, verdaderos “Chirolitas”[1] de las transnacionales que disponen de nuestros recursos y esfuerzos.
Sin embargo, esta cuchillada dada contra el pueblo, será otro profundo corte más entre el poder de la burguesía y las aspiraciones de las mayorías populares, pues profundizará el enfrentamiento de éstas contra las políticas genocidas de la oligarquía financiera que quiere sostenerse en el poder a toda costa.
Porque esto no hará más que contribuir al convencimiento, cada vez más generalizado, que la vida digna perdurable sólo se consigue pasando por encima de los cadáveres indignos de las putrefactas instituciones de este Estado en descomposición.