Invierno tras invierno la misma situación y verano tras verano también, las dos estaciones climáticas mas opuestas de la naturaleza aunadas por la misma cuestión: Los cortes de energía. Siempre repitiendo y argumentando falacias para justificar las políticas de la oligarquía, el gobierno ya no puede disimular su bajeza, que mantiene en un nivel cada vez más alto su conducta lacaya disfrazada de progresismo.
Las justificaciones del verano pasado fueron que los cortes se debían al exceso de consumo de los aires acondicionados y ventiladores. En el invierno pasado y en el anterior, y así hasta varios años atrás, los problemas con los equipos de las centrales eléctricas eran el argumento más a mano; hasta se llegó a argumentar que se sabotearon las torres de alta tensión y otras tantas sartas de mentiras como esa.
Ahora bien, según el ministro De Vido, los cortes actuales se deben a que gracias a esta política nacional y popular creció la actividad industrial y que gracias a la compra de nuevos artefactos para calefaccionar, más modernos y adecuados a esta era de modernidad se saturó la capacidad de generación eléctrica provocando el colapso del sistema eléctrico y como consecuencia de ello se da lugar a los cortes de energía. ¡¡Qué bien¡¡¡ dice el ministro, todo esto quiere decir que el país está creciendo que no hay luz porque hay más consumo,¡¡¡ y se anima a lanzar una cifra ¡¡22.700 MW llegó a tener el pico de estos últimos días, ¡¡qué grandioso¡¡¡ y exclama su mentira atroz a los cuatro vientos identificando todas las formas de consumo eléctrico y acentuando que el uso popular es el que provoca las carencias, pretendiendo así disimular la realidad, en un indisimulado acto electoral y con este argumento agrega otra falacia más a la historia de las falacias del mundo capitalista.
Pero dejemos en claro algo, si la energía se corta por exceso de consumo significa, ni más ni menos, que la capacidad de generación energética es escasa. Pero eso no es todo. ¿Qué significa exceso de consumo? Quiere decir acaso que nuestro pueblo despilfarra energía eléctrica en invierno, con frío y clima lluvioso, sin calefacción a gas, dependiendo enteramente de la electricidad? ¿Cómo puede haber exceso de consumo si a causa de la precariedad de los tendidos y a las explosiones de los transformadores en grandes zonas del conurbano falta la energía casi permanentemente?
La falta de energía va rotando de una zona a otra y hasta se hace crónica en innumerables barriadas populares del gran Buenos Aires. Del mismo modo que se está haciendo crónico en la capital federal y se hace crónico en el tiempo – como decíamos- año tras año. ¿Exceso de consumo quiere decir acaso que nuestro pueblo tiene asignado un límite de consumo eléctrico respecto de la capacidad de generación eléctrica, rango que una vez superado provoca los cortes? Esto es ni más ni menos que echarle la culpa a nuestro pueblo por los cortes de luz y por otro lado reconocer -aunque su intención no haya sido esa- que efectivamente es así.
La oligarquía financiera con el Estado y el gobierno a su servicio ha modificado, en beneficio propio, la generación eléctrica. Por un lado, limitando el consumo popular, por otro, aumentando las tarifas a niveles excesivos, por otro, importando y exportando energía por todo el continente, es decir apropiándose de los recursos ya creados usufructuados en función de sus intereses de clase. Pero esas limitaciones al consumo, el exceso de precios, y la importación de energía no tienen otro destino que sostener la producción y reproducción del capital, es decir, están entramados en consonancia con el sistema de explotación del sistema capitalista. No están de ninguna manera aplicados a las necesidades sociales.
Con la energía eléctrica pasa lo mismo que con cualquier otra mercancía, la determinación está puesta en función de las necesidades del capital y se distribuye según sus conveniencias económicas y políticas.
Hace más de treinta años que la capacidad de generación eléctrica en nuestro país está entre 26.000 y 28.000 mgw. Sin embargo esta cifra, que frente a las necesidades sociales es escasa, se adecua a la distribución que la oligarquía predispone. De allí que año tras año las carencias de energía eléctrica se hagan más y más notables para el pueblo frente a la demanda de los niveles de producción que exige el capital, que absorbe energía a costa de las necesidades sociales.
Frente a las recomendaciones de los medios de comunicación de moderar el consumo al pueblo se expresa que la energía es de clase y que está en función del capital. Este tremendo freno al desarrollo de la dignidad humana, esta decidida limitación al consumo hogareño es lo que la oligarquía pretende para el pueblo pero al mismo tiempo demanda más y más energía para asegurarse el despilfarro de que es capaz.
La necesidad de cambiar este estado de cosas es más que visible, es una demanda social cada vez más definida en las luchas y acciones, en la conquista de una vida digna. Ni el más “progresista” gobierno al servicio de la oligarquía puede ya engañarnos con mentiras, es hora de aunar las energías revolucionarias de la clase obrera y el pueblo en un solo torrente de acción para iluminar con la revolución socialista la vida digna por la que luchamos.