Caleta Olivia: la lucha terminará con estas lacras y la muerte por bandera ajena

Una vez más, el enfrentamiento armado entre facciones “gremiales” (en este caso de Petroleros y la UOCRA), se llevó puesta la vida de Reynaldo Vargas, un joven obrero de 26 años en Caleta Olivia, incrementando así la larga lista de muerte que pena sobre los trabadores sureños.

Con natural hipocresía, la burguesía trata de “explicar” los hechos, cargando las tintas sobre un sector de los involucrados, acusándolos de “violentos irracionales”, ocultando así, las intrincadas redes de corrupción políticas y económicas que invaden todas las estructuras de los sindicatos y buscan el consenso social para militarizar la región, frente a la bomba social que está produciendo la desocupación en los pueblos petroleros.

Pero no pueden ocultar las razones de los enfrenamientos entre “sindicatos”,  que está a la vista de todos. Es permanente la complicidad de las estructuras dirigentes sindicales con los monopolios, para garantizar sus planes, en permanente búsqueda de reducción salarial y máxima productividad, precarización y flexibilización en los regimenes de trabajo y su “retorno” económico; y una larga cadena de favores políticos que les permiten manejar impunemente sus empresas “cooperativas”, el manejo de los millones de los planes de desempleos y el manejo de la “merca” en los lugares de trabajo.

La corrupción invade todo y la miseria mafiosa se monta sobre la desesperación que genera las políticas de hambre y desamparo sobre miles de trabajadores, que no les permite ver más allá de lo inmediato, que es lo elemental para supervivencia.

Frente a este cuadro de situación, la única salida es la unidad y organización  política de todos los trabajadores por fuera de estas estructuras ya putrefactas y al servicio absoluto de los intereses oligárquicos. Unidad que va más allá de la rama de la producción en la que nos han encajonado y acotado; defendiendo nuestros intereses de clase en el capitalismo y abordando los intereses económicos, políticos y sociales  de todos los trabajadores. Sólo así terminaremos con estas lacras y la muerte por bandera ajena.

 

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