Un camino que se abre para la acción revolucionaria

En este mar de enfrentamiento político, donde la “rebelión de las bases” no deja de expresarse en hechos cotidianos de movilizaciones, asambleas, paros y medidas de todo tipo, la situación está enmarcada por la creciente fuerza  que adquiere la masividad de la lucha, que golpea sin descanso las políticas de reducción salarial, de productividad, de explotación, de ajustes, de despidos y tarifazos.

El conjunto de todos estos planes y su aplicación son la gobernabilidad de la burguesía monopolista y sus negocios, a costa del insoportable deterioro de la vida de millones de trabajadores.

Al decir que el sostenimiento de la gobernabilidad “es mi mayor deber”, Macri da por hecho que lo que está ventilándose desde la rebelión de las bases es la gobernabilidad de su propia clase y sus planes en danza.

La rebelión de las bases se abre paso desde abajo, y con furia incontenible va socavando la estructura de sometimiento montada sobre ellos. Los llamados «representantes oficiales» de los trabajadores pierden toda representatividad, y la aparente voluntad propia para ejercer cualquier tipo de iniciativa queda relegada y sujeta a la acción desde abajo, incluso comienzan a ser ampliamente superadas.

Los intentos de cerrar filas entre el gobierno y las cúpulas sindicales en función de los cambios en los Convenios y los planes de productividad, chocan de frente con esta dificultad.

Las espaldas anchas y masivas de la movilización propenden a un mayor enfrentamiento a sus planes, porque robustecen la decisión de abajo frente a los atropellos de los de arriba.

A escasos dos meses de haberlos presentado como un gran triunfo, los trabajadores del petróleo hoy están en plena rebelión. Ponen en jaque los Convenios firmados en las alturas -esa gobernabilidad- entre los personeros del poder monopolista que claro está, incluye a las cúpulas sindicales a su servicio. Todo es rechazado de plano.

En los nuevos planes y Convenios de las automotrices que anunciara Macri, de los que no están ajenos ni el Smata ni la UOM, se juegan también la gobernabilidad.

Pero tienen la dificultad de estar expuestos al juicio de las bases desde su acción y que en estas épocas, esas mismas bases están sumamente atentas e imbuidas de los planes del poder. El estado de ánimo general se traduce a la acción dispuestas a enfrentarlos.

En una situación histórica más que caliente, donde el cuestionamiento a sus políticas es masivo,  Macri con sus anuncios sobre la productividad lo dice todo, (aunque no hable de los despidos y las suspensiones).

Frente a ello, desde el mismo seno de sus reductos mafiosos, más de un gordo sindicalista advierte que vamos a una guerra de clases… si no, se retrocede. La situación es tal que a cada paso y con cada medida, los de arriba se juegan la gobernabilidad pero, a medida que buscan imponerla multiplican el enfrentamiento de los obreros y no saben cómo retroceder.  En General Motors (GM) esa realidad es definitoria.

El quiebre es muy marcado y está dado desde abajo en todos los ámbitos de trabajo. Sin embargo, ni aun en sus momentos más oscuros, la burguesía relega sus iniciativas. Puede postergarlas, retrocediendo para avanzar en momentos menos tensos, sabiendo inclusive  que se le resquebraja el castillo de su dominación por la acción demoledora de las masas, por el ejercicio autoconvocado, por la metodología de la democracia directa y asamblearia, que socaba la democracia burguesa. Por eso para ellos la gobernabilidad lo es todo.

No dejarlos gobernar pone por delante la necesidad no sólo de frenar el ajuste y sus políticas reaccionarias, sino de constituir el propio poder revolucionario desde las bases, desde las organizaciones propias e independientes de los trabajadores. Para que éstas, vertebradas nacionalmente, se constituyan en la expresión política genuina de un proyecto revolucionario verdaderamente capaz de disputarle el poder al capital monopolista.

No dejarlos gobernar desde la rebelión de las bases es lo que abre un ancho camino para lograrlo. Desde la acción misma no darles respiro y al mismo tiempo constituir la obra revolucionaria que los derrumbará definitivamente.

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