¿Estado regulador contra Estado neoliberal?

En épocas de crisis la burguesía va perdiendo sus vestimentas con las cuales cubre su verdadero cuerpo, cual es la defensa del sistema capitalista cuya ley fundamental es el sostenimiento de la propiedad privada basada en el trabajo ajeno y el saqueo de la propiedad privada basada en el trabajo propio.

Aunque quiera, la burguesía no puede taparse con los jirones de sus atuendos. En cada movimiento, es decir, en cada una de sus decisiones, muestra sus más íntimos atributos los cuales no puede cubrir ni siquiera con una andanada de falsas promesas, poses y otros artilugios que en otras situaciones les servían para crear una cortina de humo con la que cubría sus repugnancias.

Es, palabras más o palabras menos, lo que pasa con los dueños de la empresas monopolistas y bancos, o sea, con la oligarquía financiera y el gobierno de turno que la asiste servicialmente.

Desde que se prendieron a la teta del corona virus (Covid 19) para justificar la crisis de superproducción mundial que afecta muy profundamente a nuestro país, vienen machacando con caras compungidas, que de esta situación salimos todos juntos, que debemos defendernos de un enemigo invisible, que debemos proteger a los más vulnerables (adultos mayores y sectores empobrecidos), que hay que ser solidarios, que entre todos debemos poner esfuerzos, que nos tenemos que quedar en casa porque la única vacuna es el aislamiento, etc.

Ya vimos cómo se han preocupado de los adultos mayores apelotonados en las colas de los bancos para cobrar sus jubilaciones y pensiones. Los adultos mayores no tienen lugares asignados con las debidas protecciones y atenciones para preservar su salud y sus vidas. Para ellos no existe ninguna iniciativa estatal de resguardo. Con cinismo, hoy “descubren” que hay muchos geriátricos que no cuentan con autorización para funcionar, entonces los allanan y los desmantelan con gran pompa periodística… Pero ya es tarde para evitar el contagio.

Por su parte, los sectores más empobrecidos de la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y de las distintas provincias del país, son el cuco contra el cual, el gobierno, intenta defenderse de la catástrofe social que implicaría un ingreso masivo de la pandemia a esos lugares, debido al hacinamiento, la precariedad de la salud de las personas y sus condiciones de vida. No porque le importe la salud, tal como lo hemos dicho, sino por el costo social y político que deberían enfrentar.

¿Cuál es la medida sanitaria que se toma? Cuarentena en los centros urbanos, quedarse en casa obligatoriamente para adultos mayores, niños y sectores de la fuerza productiva que consideran hoy un estorbo para la “superación” de la crisis del capital y que por lo tanto quieren destruir o disminuir. Para los sectores más empobrecidos aplican el cierre de los barrios enteros a los cuales transforman en ghetos evitando así que el posible contagio dentro de los mismos no supere sus perímetros. Así, esa barrera sanitaria, o más precisamente social, separa a los más pobres del resto de la sociedad, acelerando y profundizando el contagio entre los primeros.

Otra medida es la obligatoriedad de trabajo en aquellos sectores destinados a subsistir y enriquecerse aún más luego de la crisis, ya con la tierra arrasada, en donde van a quedarse con porciones más grandes de mercado dando así una vuelta más de tuerca en el proceso de concentración capitalista. Aquí, los trabajadores se ven sometidos a condiciones laborales iguales o peores a las existentes previas a la pandemia. Sujetos, desde el traslado a sus lugares de trabajo, durante las horas de trabajo y al regreso de sus trabajos, al contagio y las consecuencias nefastas para su salud y su entorno.

Otro sector, quizá el más vulnerable de todos, son los trabajadores de la salud (médicos, enfermeros, personal de hospitales, centros de salud) y los trabajadores de escuelas y centros de auxilio para los más necesitados, voluntarios que asisten a los mismos, etc.

Gobierno, CGT y UIA acuerdan aumentar la indefensión del pueblo.

Frente a esto. ¿Cuál es la medida gubernamental en acuerdo con la CGT y la UIA, para todos estos trabajadores? ¿La protección de los mismos, garantizando mejores condiciones para el desarrollo de su labor, proporcionando mejor alimentación y condiciones de vida para fortalecimiento de sus organismos y defensa contra el virus?

No, por el contrario, se resuelve la baja generalizada de salarios, suspensiones, implicando carencia de elementos de protección, etc. Mientras nos dicen que “todos” debemos contribuir solidariamente a cuidarnos, nos preguntamos ¿cuánto capital aportaron los bancos y monopolios que durante décadas se han apropiado del trabajo ajeno llevando y trayendo capitales especulativos que obtuvieron con el trabajo de masas de obreros y trabajadores en general, y que tienen resguardados en sus tesoros, medios de producción, mercaderías o paraísos fiscales?[1]

El gobierno, lejos de tomar una medida en contra de esa actitud (no pueden pedirse peras al olmo), emite moneda para “solventar” gastos que debe tomar para que el sistema siga funcionando para esos monopolios destinados a “superar” la crisis y para que la pandemia no les detone en las narices y dé origen a una explosión social que tratan de que no ocurra. Repetimos, sólo con esa intención y no porque les importe nuestra salud.[2]

Pero, mientras dicen que van a controlar los precios, la emisión de moneda sin respaldo de capitales, genera desvalorización del dinero, presiona al aumento generalizado de los precios, impulsa la devaluación frente al dólar y vuelve, entonces, a provocar un aumento generalizado de precios. Con esto, se empobrece más el asalariado, los jubilados y pensionados y quienes reciben “ayuda” del Estado, y repercute indudablemente en el desmejoramiento de las defensas de la mayoría de la sociedad, sobre todo de los sectores más vulnerables, frente a la pandemia de la que dicen que nos defienden.

He aquí la descripción de la intervención del Estado. Éste es el Estado presente, “regulador”, que nos quieren convencer que se diferencia del Estado al que llaman “neoliberal”. Ambos son matices de un mismo Estado que, en épocas de crisis, muestran que sus vestiduras de diversos colores que ayer mostraban, hoy se transforman en un solo marrón oscuro.

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[1] Ver nota “La vuelta al trabajo y a la actividad son una trinchera más de lucha para garantizar nuestros derechos”, publicada en esta misma página en fecha 24-04-2020.

La vuelta al trabajo y a la actividad son una trinchera más de lucha para garantizar nuestros derechos

[2] Ver nota “¿Cuarentena o producción? ¿Salud social vs. producción?”, publicada en esta misma página en fecha 30-03-2020.

¿Cuarentena o producción? ¿Salud social vs. producción?

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