Para sostener sus privilegios, los monopolios, el Estado a su servicio y las instituciones de la burguesía, apelan a todos los recursos que tienen a mano.
Ahora, resulta que en medio de la decadencia, la pudrición y la pendiente hacia su muerte inexorable, las expresiones de este poder, sólo pueden ofrecer muerte, miseria, indignidad, injusticia, explotación, marginalidad, robo, individualismo y falta de perspectivas futuras.
En tres de los últimos hechos que hemos publicado en esta página, esto se mostró claramente, tales los casos de Bolívar, Chaco y Baradero.
Pero también en esos tres casos, en lucha contra esas agresiones cotidianas que nos tira el sistema, el pueblo argentino saca a relucir lo mejor: su lucha por la la vida, la dignidad, la unidad, la solidaridad, el interés indestructible por su hermano de clase, la capacidad de orientarse en las situaciones más difíciles y su aspiración por superar todas las barreras que le impone el sistema moribundo en su afán de perpetuarse.
La crisis muestra simultáneamente lo peor del poder burgués y lo mejor del pueblo.
Detrás del intento de engaño va apareciendo más nítidamente el enemigo de todas las aspiraciones del pueblo argentino y, aunque se empeñen en ocultar el sol con un dedo, los gobiernos nacional, provinciales y hasta municipales y comunales, quedan en evidencia como la expresión legal e institucional que, como punta de lanza, son utilizados por el poder de los monopolios contra la población trabajadora.
La movilización popular masiva no duda en apuntar contra los gobiernos y las instituciones del Estado como eje de acción y de unidad para debilitar y contribuir a destruir el poder de la burguesía monopolista que se interpone ante sus necesidades y aspiraciones de transitar un proyecto nacional que le permita conquistar una vida digna.
Avanzar y profundizar este camino es la única opción real que nos permitirá alcanzar el objetivo.