En el segundo punto del Programa de luchas y conquistas que nuestro Partido presentó en el mes de abril pasado, planteamos el tema de la jornada de ocho horas de trabajo.
Un punto tremendamente vigente hoy, que es a su vez una vieja reivindicación –histórica- del proletariado.
Recordemos que precisamente la declaración del 1° de Mayo como un día de lucha, para los obreros del mundo entero está vinculada con lo que se conoce como la Masacre de Chicago, el asesinato de un conjunto de trabajadores que reclamaban justamente, por esa demanda.
Hoy, esa conquista lograda con años y años de lucha, en donde varias generaciones de obreros han sido protagonistas, está resuelta en los papeles, pero no en la vida, en el día a día de nuestro trabajo. La gran mayoría de los convenios colectivos en nuestro país la han consagrado, las leyes la protegen, pero no se cumple, en ningún lado.
Porque la jornada laboral hoy está totalmente vinculada con el poder adquisitivo del salario. Por eso, el planteo de las 8 horas implica también percibir un salario que no nos obligue a hacer extras para poder sobrevivir.
Un antiguo dicho señala que de las 24 horas del día, uno debiera ocupar 8 en el trabajo, 8 en el descanso y ocho para su propio interés y esparcimiento, para hacer deportes, para ver a los amigos y estar con los suyos, para estudiar, en fin, para el libre albedrío. La realidad que nos toca vivir hoy, con todo el peso del Capitalismo Monopolista de Estado sobre nuestras espaldas, es muy diferente a esto.
Es que nuestra jornada laboral no es de 8 horas, las horas de descanso tampoco son 8 y por ende, el tiempo para distendernos y disfrutar queda prácticamente en casi nada.
Hay que agregar que el tiempo que insume el trabajo no sólo es el que estamos en nuestro puesto; sino que deben sumarse las interminables horas que debemos dedicarle al traslado desde nuestra casa al lugar de trabajo y las del regreso también. Todo ese tiempo (muchas veces entre 3 y 4 horas por día) están directamente vinculadas con las 8 horas de trabajo. Ni que hablar de los problemas que padecemos con la insalubridad, que desde los años noventa desapareció de la agenda a la hora de hablar de las condiciones de trabajo; cuando en realidad, la jornada por trabajo insalubre, penoso o peligroso era de cinco o seis horas.
Al respecto, es de destacar que no existe proyecto alguno de la que fue Senadora durante aquellos años, y hoy presidenta, Cristina Kirchner, contra la vigencia de la flexibilización laboral. Tampoco su marido, mientras fue gobernador, denunció dicha flexibilización, y cuando fue presidente tampoco. Ahora que es legislador tampoco a movido un dedo contra la flexibilización laboral, aunque con su esposa hablan de los derechos humanos, de la distribución de la riqueza y del 50% de la renta para los trabajadores. Todo verso.
Lograr la jornada de 8 horas y la eliminación de los turnos llamados americanos sólo será posible mediante la lucha contra los monopolios, sus sindicatos y el gobierno a su servicio.
Nota del Editor: como aporte teórico y referido a este tema, la jornada laboral de 8 horas, recomendamos a nuestros lectores leer la nota que se publicará en la próxima Comuna, Revista teórica y política de nuestro Partido.