Con un balazo en la nuca, la policía de Bariloche mató a un chico de quince años.
Con el cinismo que caracteriza a los encubridores, el Comisario dio la versión oficial de que al policía se le había escapado un tiro mientras procedía a identificar al muchacho.
Familiares, amigos, vecinos y pueblo en general se dirigieron indignados hasta la comisaría, cortaron la calle, hicieron barricadas y apedrearon la sede policial. El intendente también recibió lo suyo.
Inmediatamente y con el miedo invadiendo toda su persona, este alcahuete planteó a las autoridades nacionales y provinciales, que la situación estaba desbordada.
La respuesta no se hizo esperar y los refuerzos policiales se enfrentaron con los vecinos que seguían la protesta.
Tiraron a matar y lo lograron. Cayeron dos personas muertas y hubo muchos heridos.
Hoy seguían las broncas y las manifestaciones de pobladores contra las matanzas. El Estado nacional, de quien depende, mandó a la gendarmería.
Gobierno municipal, gobierno provincial y gobierno nacional contra el pueblo rionegrino de Bariloche que pelea por el asesinato, uno más de los que a diario ocurren en todo el país, de uno de sus hijos.
El problema de la seguridad del pueblo recrudece y se profundiza.
El hostigamiento a los jóvenes, sobre todo, es moneda corriente.
Seguramente, como en cientos de ocasiones, la burguesía con todas sus instituciones saldrán a acusar a los malos policías, tratando así de salvar al resto de dicha fuerza de inseguridad.
Son muy hábiles en tratar de engañar y confundir. Hace algunos años, metieron la idea de “La Bonaerense”, intentando separar la policía provincial de la federal, porque ya era inocultable la corrupción y pudrición que aquella presentaba. Otro término que inventaron, fue “La policía de gatillo fácil” (hoy volvió a escucharse en varios medios de desinformación). Pero cabe preguntarse, ¿hay alguna diferencia entre la policía provincial y la federal? ¿Hay acaso policía que no tenga el gatillo fácil?
El sabio refrán dice: “No hay prenda que no se parezca al dueño”…Y es muy cierto.
La policía del Estado al servicio de los monopolios, desprecia tanto al pueblo como lo hacen los dueños de los monopolios, los gobernantes, la presidente, congresales y todos sus políticos.
Los asesinatos en la calle, las persecuciones y hostigamiento en los recitales y boliches, la trata de blancas, el narcotráfico, el paco y demás drogas en barrios y colegios, los robos y matanzas en domicilios particulares, los arrebatos y salideras de bancos, todos son actividades que cuentan con la participación de la policía y fuerzas de seguridad. Son las propinas o negocios particulares que a cambio de los servicios que se prestan a los señores del poder, estos les dejan hacer.
La burguesía maltrata al pueblo, en el interior de las fábricas, en cada empresa en donde trabajamos. Obligándonos a una vida paupérrima, deja abandonados a los jubilados, nos retacea salud, educación, nos hace cada día más complicada y tediosa la vida, y nos niega una perspectiva de mejor futuro.
Este mismo odio refleja la policía en todos sus niveles y lo mismo pasa con todas las fuerzas de seguridad.
Éstas, como parte del Estado al servicio de los monopolios están enfrentadas con nuestro pueblo.