Hoy, la multinacional petrolera Repsol (a la que le gusta llamarse YPF en nuestro país), lanza en el yacimiento neuquino Loma de la Lata una prueba piloto de exploración, que consiste en la perforación del primer pozo de gas no convencional, o shale gas, como se denomina a las reservas que podrían estar alojadas en los poros de las rocas que contienen minerales. Las “microfracturas asociadas” en la roca permiten que el gas contenido en los poros de la roca suba a la superficie.
Van a buscar “sacarle el jugo hasta las piedras”, cosa que hasta puede resultar graciosa pero en realidad expresa la voracidad monopolista si de expoliación de recursos naturales se trata…
De acuerdo a lo que anunció en diciembre pasado Sebastián Eskenazi, el CEO de la petrolera, la inversión de esta prueba piloto, demanda 10 millones de dólares y forma parte del programa de inversiones en exploración para el período 2010/2014.
Como nada alcanza a los monopolios, Repsol está realizando en Neuquén, además, otras ocho perforaciones de tight gas (otro tipo de reserva no convencional), que consiste en la búsqueda de gas compactado entre la arenisca.
No debemos olvidar que el valor de una compañía petrolera se establece, principalmente, por la cantidad de reservas comprobadas de que dispone. Eso explica también porqué le dan para adelante con todo en la búsqueda de nuevos recursos en nuestro país, en donde encuentran con todo el aval de un Gobierno que los representa al pie de la letra.
Fuentes de Repsol señalaron que “eligieron trabajar sobre un bloque rocoso de Loma de la Lata por las óptimas condiciones geológicas para iniciar el proyecto, que requiere de una compleja tecnología: consiste en perforar un pozo de 1.500 metros de profundidad, al cual se le inyectará una mezcla de agua y arena a tal nivel de presión que logre fracturar la roca arcillosa”.
Por supuesto que nada dicen de los innumerable y serios problemas respecto al impacto ambiental que estas exploraciones acarrean y mucho menos del saqueo que están llevando adelante con los recursos naturales de nuestro país; buscando resolver sus problemas de “caja” que les urgen, desentendiéndose de cualquier otra cosa que no sea sus ganancias.
Este tipo de exploración ya viene siendo puesta en práctica en los yacimientos de los Estados Unidos, en donde ya constituye hoy, el 26% de la extracción gasífera. Esta nueva fuente energética es mucho más que los fríos números de los porcentajes y se expresa directamente en millonarias sumas de ganancias.
En nuestro país, ya se conoce que para que esta operación “sea exitosa” para Repsol, habrá que poder perforar miles de pozos geográficamente concentrados, porque esta tecnología no sólo es más cara que otras convencionales, sino que mientras la perforación de un pozo gasífero convencional requiere entre 10 y 12 containers de agua, la tarea de romper los shale requieren de 50 containers por pozo.
Brillan los ojitos de la multinacional frente a semejantes perspectivas de ganancias y por eso no sorprende que declaren que “hoy estamos exclusivamente concentrados en este tipo de exploración, ya habrá tiempo de hablar de costos y de tarifas”.
Pero también saben que la principal traba que los monopolios encuentran en nuestro país, nada tienen que ver con la dureza de las piedras o las inclemencias geográficas, sino con la lucha de un pueblo entero y de una clase obrera que no está dispuesta a dejarse avasallar por la prepotencia monopolista y su voracidad inhumana; sino que por el contrario, profundiza su lucha por sus derechos y por su dignidad.