Es muy usual escuchar bastante seguido que el capitalismo tiene variantes, o formas de ser llevados adelante. Que neoliberal, que proteccionista, que con más o menos injerencia estatal; en nuestro país, los opositores al gobierno hasta han acuñado una nueva categoría: “capitalismo de amigos”. Más allá de los nombres, y de lo que se quiera ocultar detrás de ellos, no debe quedar ninguna duda de que, tratándose de capitalismo, la ganancia está por sobre todas las cosas, sin importar pelo ni seña sino qué grupo o sector monopolista tiene la sartén por el mango para subordinar al resto de los capitalistas y dominar al conjunto de la sociedad, con todo el aparato del Estado a su servicio. Vamos a ejemplos concretos.
Esta semana se conoció que las ventas de aceite de soja que no se realizan a China, por un supuesto conflicto comercial, se han reemplazado íntegramente a la India. Más aun, en junio la exportación de ese producto creció el 65%. Mientras que China ahora le compra ese producto a Estados Unidos. Lo correcto sería decir: Los monopolios mundiales de la alimentación, como Cargill, reemplazaron las ventas a China desde Argentina por las ventas desde Estados Unidos, pues necesitaban cubrir la demanda de la India.
Otra. Las terminales automotrices, el gobierno y el SMATA presentan con bombos y platillos el plan para reemplazar autopartes importadas por autopartes fabricadas en al país, y lo venden como una política de sustitución de importaciones. Lo correcto es decir que el récord de producción automotriz que se está llevando a cabo este año, y el que se espera para el año próximo, se ve afectado porque la industria autopartista instalada en nuestro país (mal llamada nacional) no da a basto con la demanda de las terminales, con lo cual estas deben proveerse de autopartes importadas y no garantizan el logro de sus millonarios planes de producción.
¿La solución? Subsidios de la Anses para que se sustituyan esas partes importadas por otras fabricadas aquí. En buen criollo, garanticemos el negocio de los monopolios automotrices utilizando el dinero de los trabajadores y los jubilados.
Capitalismo, monopolios, Estado.
Dominio absoluto de la economía y la política, aquí y en el mundo.
Gobiernos enteramente gestores y garantes de esos intereses, más allá de los discursos y las peleas para la tribuna.