A estos compañeros los hemos llorado, nos hemos abrazado con nuestros amigos y familiares en esas pérdidas dolorosas. Fueron días difíciles y como nunca sentimos la necesidad de no olvidar sus objetivos revolucionarios.
Como pueblo hemos caminado varias décadas encontrando las mejores vías y caminos para terminar de una vez por todas con tantas injusticias que nos impone el sistema capitalista. Pasó de todo. Ellos, los enemigos de siempre, el capital monopólico y sus instituciones del Estado, y todos nosotros, la gran mayoría del pueblo, enfrentados en los intereses. Ellos, ganancia y rentabilidad y opresión, nosotros, pueblo, por una vida digna para el hombre. En Trelew, en esos compañeros lo que sobró fue vida, supieron el por qué de lo que hacían y esas semillas sembradas proliferaron por todos lados dejándonos un futuro de esperanza inimaginable.